Aaron Gordon afirma que jugar en Denver le ha devuelto la pasión por el baloncesto

La temporada 2020-21 dejó un sabor agridulce en la boca de Aaron Godon. El de San José fue traspasado a Denver antes del cierre de mercado tras completar sus siete temporadas como profesional con la camiseta de los Magic. Sin embargo, su primera aparición en playoffs con los de Colorado no fue como lo había imaginado.

La grave lesión de Jamal Murray le empujó a cumplir un papel distinto al que había asumido hasta entonces. Además, todavía arrastraba molestias del curso anterior, por lo que no fue capaz de exhibir su mejor nivel de juego. En consecuencia, los Nuggets serían barridos en Semifinales de Conferencia por los Phoenix Suns.

«Me sentí miserable al salir de los playoffs», señaló Gordon en una entrevista para The Denver Post. «Sentí que mi toque se había ido, que no estaba jugando al nivel que sé que puedo mostrar. Fue feo, especialmente contra Phoenix. Y estaba agotado.»

Gordon reconoció que afrontó la post-temporada con dolor en un tobillo y unas molestias persistentes de una lesión en el tendón de la corva sufrida el curso anterior. Tras encajar la decepción, el jugador protagonizó su borrón y cuenta nueva particular y se encerró en varios gimnasios de Denver, Los Ángeles y Orlando durante la temporada baja.

El primer punto a trabajar fue el tiro en suspensión, seguido de sesiones de acondicionamiento y fortalecimiento para mejorar su físico. Una rutina que ha recogido sus primeros frutos ya en el training camp, donde Mike Malone incidió en él en la creación y el poste bajo. «La versatilidad de Aaron es especial», afirmó el head coach de los Nuggets.

Detrás de todo este trabajo se encuentra el propio ímpetu de Gordon, el cual había quedado enterrado por la propia inercia derrotista de unos Orlando Magic que habían caído en tierra de nadie en el momento de su traspaso. «La anterior temporada me había roto el tendón de la corva en la burbuja, así que no pude hacer nada durante el verano», continuó el jugador. «Apenas podía correr o caminar. No pude hacer nada. Me estaba volviendo loco, especialmente tras salir de aquella burbuja. Mi fuego y mi pasión no estaban ahí cuando empezó la temporada.»

Por suerte, la operación que lo envió a Denver supuso un soplo de aire fresco y la recuperación de ese fuego competitivo. «Estoy muy agradecido por que Denver me haya traído. Me ha dado una nueva vida. Estar con todos estos tipos que pueden jugar tan bien y que adoran este juego, que adoran ganar y competir, encendió mi llama.»

En Orlando, Gordon experimentó demasiados cambios internos, lo que nunca permitió a los Magic el codearse en la zona noble de la Conferencia Este. «Mi experiencia cada año era distinta. Nuevos entrenadores, general manager, jugadores,… Ahora no puedo pensar en otro sitió mejor para mí y para mi carrera que este, jugando con estos muchachos en este organización. Es justo donde necesito estar.»

Una necesidad mutua que se materializó a mediados del pasado mes de agosto con su renovación por cuatro años y un total de 92 millones de dólares.

(Fotografía de portada de Dustin Bradford/Getty Images)


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