Andre Roberson entrena sin restricciones tras más de dos años alejado de las canchas

El alero de Oklahoma City no juega un partido de la NBA desde enero de 2018, cuando se rompió el tendón rotuliano de la rodilla izquierda

Andre Roberson puede protagonizar una de las grandes historias de la burbuja de Orlando. Olvidémonos del anillo, del asterisco sí o asterisco no, de si se juega por dinero o por el espectáculo, del duelo entre Lakers y Clippers. Disney World –haciendo buena su definición de fantasía– puede ser el escenario en el que Andre Roberson vuelva a jugar un partido NBA tras dos años y medio.

Así es. A algunos quizás les cueste recordar aquel 27 de enero de 2018. Oklahoma City Thunder se enfrentaba a los Pistons en Detroit cuando durante el tercer cuarto Roberson intentó finalizar un alley-oop. No lo consiguió. Justo al iniciar el salto el tendón rotuliano de su rodilla izquierda se rompió y le hizo caer de manera aparatosa sobre el parqué. Ya no se levantó. En una de esas escenas que prefieren no haberse visto nunca contemplamos como literalmente se arrastraba por la cancha. Ahí, en Michigan, daba comienzo un calvario que le ha mantenido alejado de las canastas hasta hoy.

Y decimos calvario porque no solo fue una lesión grave, sino una que se ha ido complicando más y más con diversos contratiempos y recaídas. Con su regreso a las pistas programado al principio para noviembre de 2018, un problema en la sutura de la primera intervención obligó a una segunda cirugía. Ese problema solo fue el comienzo de muchos. En octubre de ese mismo año llegó una recaída. A final de noviembre sufrió una pequeña fractura en la misma rodilla. Para enero de 2019 Billy Donovan aseguraba que su pupilo no estaba ni cerca de jugar. Sí, había pasado un año desde que se produjo la lesión y su periodo de baja no pasaba de ser catalogado como indefinido.

Acabado el curso 2018-19 sin disputar un solo encuentro, el verano de 2019 tampoco despejaba duda alguna. Billy Donovan contestaba con un «no lo sé» a la pregunta de si estaría para empezar la temporada mientras que Roberson se mostraba optimista justo antes de iniciarse el training camp del equipo. Sus buenas sensaciones no se tradujeron en su regreso a las pistas. Mientras sus compañeros jugaban, él siguió con su rehabilitación hasta marcharse a Los Ángeles en diciembre para continuar allí realizando trabajo individual. Y así hemos llegado a la burbuja de Orlando.

Tras una auténtica odisea tanto a nivel físico como mental, ahora nos levantamos con la buena noticia de ver a Andre Roberson entrenando al mismo ritmo que sus compañeros y sin restricción alguna. Cinco contra cinco, ejercicios de contacto… Donovan, su entrenador, se muestra realmente feliz por verle a ese nivel físico. «Se le veía realmente bien en términos de la soltura con la que se movía. Ha sido genial verlo sobre la pista. Estoy realmente feliz por él. Pero al igual que hemos dicho en el pasado, tenemos que ver cómo sigue evolucionando durante la próxima semanas. Pero sí, es positivo que esté en la cancha. Ha participado en todos los ejercicios», comenta a los medios.

Por supuesto que nadie debe lanzar las campanas al vuelo. En estos dos años y medio ha habido varios momentos en los que parecía que volvería a jugar y finalmente no ocurrió. En todo caso, tenerlo de vuelta en los entrenamientos y sin restricciones supone un golpe de moral para sus compañeros, quienes en parte han sufrido viendo cómo su esfuerzo no terminaba de obtener la recompensa deseada.

«Es un compañero de equipo consumado. Siendo alguien que ha pasado por todas esas cosas, y verlo trabajando justo cuando yo vine durante la suspensión de la temporada… Estoy muy feliz por él. Ha tenido momentos incluso más complicados de lo que la gente sabe», comenta Chris Paul. En términos parecidos se expresa Danilo Gallinari. «Lo está haciendo muy bien. Se le ve genial. Estoy muy feliz de verlo de regreso porque sé lo que significa estar tanto tiempo con una lesión así».

¿Podría ser importante?

Es una pregunta que toca hacerse aunque aún no haya jugado. Cuando Andre Roberson cayó lesionado su estatus era el de ser un jugador que se podía incluir sin miedo al error en la élite defensiva de la NBA. En OKC su tarea era siempre la de ocuparse del jugador de perímetro más peligroso del rival. James Harden, Stephen Curry… Él era quien se ponía delante. Ahora surge la duda de si su físico –aún estando para jugar– le permitirá tener un nivel parecido de intensidad y defensa. Son dos años y medio sin pisar una cancha y claro está que eso hace que el ritmo literalmente se pierda. En toco caso, y más allá de lo que pueda hacer sobre el parqué, el simple hecho de ver tan cerca la posibilidad de que pueda regresar es para todos motivo de satisfacción.

(Fotografía de Christian Petersen/Getty Images)


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