La franquicia de Los Angeles Lakers ha sido durante décadas, por diversos motivos, un poderoso imán; una fuente irresistible de atracción para los grandes jugadores.
El glamour de la ciudad, su agradable clima, el éxito de la franquicia, dorsales históricos pendiendo del Staples… sus general managers, desde luego, tendían a partir con ventaja respecto a los demás llegado el momento de persuadir.
Sin embargo, durante los últimos años de la actual década, coincidiendo con el ocaso de Kobe Bryant y una franquicia más preocupada por homenajear al mito que en construir un proyecto competitivo, desapareció su sempiterno hype. Las estrellas no querían acudir a Hollywood. A su barriada al menos, pues donde los Clippers abundaban y, en casi cada cruce de vecinos, arrasaban.
LeBron, todo un GM
Fin del break. El pasajero ostracismo se difuminó de un plumazo con la llegada de LeBron James; un jugador capaz de retroalimentar el proceso de captación de talento de cualquier franquicia que decida hollar, como bien ponen de manifiesto la encuesta anónima de cada principio de temporada. ‘¿Con qué jugador de la NBA te gustaría jugar?’, El ’23’, año tras año, gana por goleada.
No obstante, y a pesar del inherente poder reclutador de LeBron, aún no es suficiente. Magic & Pelinka han dado el primer gran paso para devolver a los Lakers donde les corresponde. Durante todo un año han fabricado el espacio salarial suficiente para satisfacer a dos cracks, pero por ahora, aunque al mejor, solo tienen uno.
A pesar de LABron, dos de los codiciados, Paul George y DeMarcus Cousins, han optado por Thunder y Warriors respectivamente. No podemos saber cómo de concienzudos fueron los angelinos en sus contactos, o si desde primera hora solo han tenido, y tienen, un segundo nombre entre ceja y ceja: Kawhi Leonard.
El caso es que aunque el jugador ha manifestado directa, aunque nunca abiertamente, su deseo de jugar para los Lakers, su traspaso no está para nada cerrado, ya que los Spurs han dejado claro que no se conformarán con poco. Pero al menos cuentan con el beneplácito de Kawhi.
No obstante vemos que no todo All Star está dispuesto a aparcar su vida por jugar en Los Ángeles y bajo el manto de James. Otra de las figuras más emergentes y rutilantes de la Liga, ahorra a los angelinos en saliva y esfuerzos con mucha antelación.
Fidelidad ‘draftiana’
En pleno ajetreo NBA Street, Giannis Antetokounmpo, contractualmente acomodado en los Bucks, atendió la videollamada de Colin Cowherd para su programa The Herd, y no eludió el crochet.
Al ser interrogado sobre si se iría a Los Angeles Lakers con LeBron James y compañía, el griego apenas dudó. “Para ser sincero contigo, te diré que no. Ni hablar. Quiero acabar lo que tengo en Milwaukee. Mi objetivo es ganar en Milwaukee, traer un campeonato a esta ciudad y hacer a este equipo mucho mejor. Así que nunca me iría a L.A.”.
La siguiente pregunta también tuvo su interés y Anteto volvió a resolver con firmeza y elegancia. Cowherd le preguntó si le molestaba que Kevin Durant se hubiese unido en su momento a los Warriors y si está a favor de la corriente de los superequipos en la que los jugadores declinan máximos salariales en pos de mejorar sus opciones de anillo.
«No. Él puede hacer lo que quiera. Yo no soy quien para juzgar estas decisiones. KD entendió que ir a Golden State era el movimiento correcto y así lo hizo. Y yo creo que lo adecuado para mi es quedarme en Milwaukee, y eso es lo que voy a hacer».
Misma pregunta pero ahora con LeBron como actor. «Me sorprendió, pero tomó la decisión que más le convenía, tanto para su familia como baloncestísticamente. ¿Quién soy yo para juzgar? Es el mejor jugador del mundo».
El valor de la palabra
A Antetokounmpo le quedan todavía por delante tres años de los cuatro que firmo como su primera extensión multimillonaria, por valor de 100 millones de dólares. Tan solo tiene 23 años y su techo emula al del lisboeta Convento do Carmo. There is not.
Milwaukee ha sido, históricamente, un mercado pequeño y turísticamente en las antípodas de Los Ángeles, por lo que esta pequeña entrevista radiofónica debe ser sobrado motivo de celebración. Cuando llegue la hora de volver a firmar, Anteto estará en el cenit de su carrera, y con declaraciones así, los Bucks pueden respirar tranquilos y sonreír.