Anthony Davis ha recibido muchas críticas a lo largo de las tres temporadas que ha completado en Los Angeles. El último episodio de cierta magnitud tuvo lugar a mediados del pasado mes de junio. Después de dos meses alejado de las canchas, el interior se reincorporó a los entrenamientos de los Lakers tras unas polémicas declaraciones en las que reconocía no haber tocado una pelota desde el 5 de abril. Dicha fecha coincidía con su último partido del curso, ante Phoenix Suns.
Aquellas desafortunadas palabras no fueron bien recibidas por un sector de la afición angelina, quien lo señalaron por su poco compromiso con los Lakers. De hecho, durante aquellas fechas se llegó a rumorear sobre su posible salida del equipo. Tampoco ayudaron entonces las declaraciones que compartió el nuevo entrenador, Darvin Ham. «Él es la clave. Necesitamos la consistencia de Anthony Davis. Necesitamos que esté sano, que esté bien mentalmente y que sea lo más consistente posible».
De una forma u otra, aquellas críticas han servido como combustible para el jugador. Desde entonces, Davis ha seguido un plan de trabajo muy concienzudo junto a su preparador físico y un entrenador de tiro, según ha informado el periodista Marc Stein, con el objetivo de exhibir un nivel muy alto y mostrar la mejor forma física posible.
Esto último es fundamental, pues se ha perdido un total de 84 partidos en sus tres campañas como componente de la plantilla Laker. Así, Davis sigue manteniendo su estatus como uno de los mejores big men de la NBA, pero este curso notará cómo muchos más ojos de los habituales se posarán sobre él. Y para ello se está preparando.
(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)