Metidos de lleno en la vorágine de la burbuja de Orlando, pocos se han acordado durante el desarrollo de los playoffs y la celebración de las Finales, de una importante baja que han arrastrado los Lakers desde que ingresaron a Disney World. Hablamos de Avery Bradley, un jugador que era fundamental en el esquema de Frank Vogel y que decidió no estar en la reanudación de la temporada por motivos familiares.
Hasta que se produjo la suspensión de la NBA el 11 de marzo a causa del coronavirus, el escolta jugó 49 partidos (44 de ellos como titular) para promediar 8,6 puntos y 2,3 rebotes en 24,2 minutos por noche. Esos eran los datos que debían cubrir los angelinos en su camino hacia el campeonato. Finalmente optaron por hacerse con J.R. Smith, en lo que pareció más un movimiento de relleno de fondo de armario que de sustitución. Así fue. El veterano jugador ha contado muy poco para Vogel, pero ello no ha sido impedimento para que los de oro y púrpura brillasen hasta conseguir el anillo. Cuestionado por el éxito cosechado, Bradley aclara que lo vivió con intensidad desde casa.
«Vi todos y cada uno de los partidos. Sigo siendo un Laker. Juegas toda tu carrera trabajando para conseguir un campeonato, y saber que estaba tan cerca y que formas parte de algo… Aunque no estuve allí, sigue siendo una sensación increíble», explica a Dave McMenamin de ESPN.
Poco después de que Bradley renunciase a estar en la burbuja de Orlando, los Lakers ofrecieron un anillo al escolta si se proclamaban campeones. La situación no ha cambiado. Bradley recalca que tras la victoria el sexto partido ante Miami Heat habló con Rob Pelinka, general manager de la organización, quien le enfatizó que había sido parte importante de los logros del equipo en la temporada. Salvo sorpresa, el jugador de 29 años tendrá su premio en forma de anillo al igual que sus compañeros. Recordemos que tiene contrato garantizado para el curso 2020-21 por 5 millones de dólares.
(Fotografía de Zhong Zhi/Getty Images)