Una semana que al final han resultado ser veintidós días… y que se ha traducido en 11 partidos en los que Rick Carlisle y sus Dallas Mavericks no han podido contar con él. Con las virtudes defensivas —y especialmente reboteadoras— de su pívot estrella fichado este verano.
Temporada difícil la que está atravesando desde primera hora Andrew Bogut con las lesiones; de los 31 partidos disputados por los Mavs en el presente ejercicio, el australiano se ha vestido de corto en 16, eso sí, todos ellos como titular. Tímido en anotación, como casi siempre, su imán para los rebotes es un seguro: 10,4 en tan solo 25 minutos.
La situación de su nuevo equipo ha mejorado apenas ligeramente desde su último parón. Un balance que por entonces iba 4-16, ahora refleja un 9-22. Al menos, por buscar el prisma optimista, han abandonado el farolillo de la clasificación, estando ya por delante de los Suns, aunque con las mismas victorias y derrotas, y a cinco partidos de Playoffs. Una distancia asumible.
Un quinteto imponente
Con su vuelta, Carlisle podrá hacer por fin algo que se le lleva resistiendo desde que dio inicio la temporada: alinear a su quinteto de lujo; esto es: Derom Williams – Wesley Matthews – Harrison Barnes – Dirk Nowitzki – Andrew Bogut. Cinco jugadores que, al recitarlos de carrerilla, no hacen pensar que los Mavs (o sus titulares cuando menos) sean un equipo de comparsa para nada.
Si logran cierto cuartel con las lesiones y los infortunios, podríamos estar en ciernes de empezar a ver a los verdaderos Mavs a los que aspiraba el proyecto de Cuban este verano. Todo ello comandado por uno de los mejores técnicos de la liga. Veteranos y estrellas consolidadas, ahora sí, secundados por buenos jugadores de rol —Seth Curry, Barea, Powell, Harris, Anderson— puede que sea momento de pensar en la remontada.
Descartado en todo momento el tanking, es hora de mirar hacia arriba. Es hora de mirar a Playoffs.