Los problemas físicos de Tristan Thompson podrían suponer una complicación más grande de lo esperado para los Celtics. El pívot, que sufrió una distensión en el tendón de la corva que le ha tenido apartado, parecía destinado a perderse gran parte del training camp, pero las primeras informaciones apuntaban a que llegaría al choque inaugural que medirá a Boston con los Milwaukee Bucks el próximo 23 de diciembre. Ahora, sin embargo, esto empieza a ponerse en duda.
«Es difícil dar una respuesta ahora mismo» afirmó Brad Stevens cuando se le preguntó al respecto. «No ha estado en ningún entrenamiento todavía. Ha estado en los ejercicios previos y en ejercicios muy ligeros de dos contra dos, tres contra tres, y lectura en ambos lados de la cancha, pero eso es todo».
Thompson llegó este año a los Celtics tras firmar un contrato de dos temporadas a cambio de 19 millones de dólares. Los de Massachusetts se convirtieron así en el segundo equipo del pívot en su carrera, ya que este había jugado en Cleveland desde su llegada a la NBA en 2011. Debido a que los Cavaliers no se clasificaron para la burbuja de Orlando, Tristan lleva sin jugar un partido desde el mes de marzo, algo que Stevens ha considerado relevante en el actual contexto.
«No ha jugado en mucho tiempo. No estuvo en la burbuja, así que habrá un periodo de adaptación en cuanto pueda volver a los entrenamientos. Asumo que no será uno de esos casos en los que recibes el alta y al día siguiente entrenas sin problemas y puedes jugar. Creo que costará un poco más. No sé qué significa esto de cara a la posibilidad de que esté disponible el día 23, pero cada día que pasa se me hace más improbable».
La ausencia de Thompson daría en principio más minutos a Robert Williams, quien podría encontrarse con una buena oportunidad para reivindicarse y reclamar más presencia en el sistema del equipo.
(Fotografía de portada: Jason Miller/Getty Images)