Es una de las cosas que más se está hablando en las últimas horas. El desastre de Phoenix Suns ha sacudido a la NBA hasta el punto de que hay algunos que dan el proyecto por finiquitado; y no hablamos de que vayan a hacer grandes cambios o iniciar una reconstrucción, sino de que con lo que hay no les va a dar para ir mucho más lejos que en esta temporada 2023-24.
Esa es la sensación que se ha instaurado en el presente, y ya no sólo por lo visto sobre el parqué –ha sido doloroso cómo han caído ante Minnesota–, sino por el hecho de que instantes después de certificar que se iban de vacaciones se conoció el descontento de Kevin Durant con su rol, así como que Frank Vogel parece tener las horas contadas como entrenador. Sí, las aguas están lejos de bajar calmas por el desierto de Arizona.
Mientras todo eso ha ocurrido, otra gran pregunta es si la contratación de Bradley Beal fue un paso al frente o uno en dirección contraria a la deseada. Sobre este asunto sólo el futuro hablará, pero quien parece tenerlo claro es el propio protagonista, quien explica la debacle vivida por el equipo en los siguientes términos.
«Quiero decir… En retrospectiva ganamos 49 juegos de temporada regular. Son muchos juegos. ¿Y me perdí cuántos, 30 partidos, aproximadamente? Son muchos. No estoy diciendo que hubiéramos ganado todos los partidos si hubiese jugado, pero estaríamos en una situación totalmente diferente si hubiera estado sano todo el año, si todos hubiesen estado sanos todo el año», comenta a los medios.
Beal comenzó la temporada con problemas en la espalda, así como con molestias en ambas piernas. A eso se unió un posterior esguince de tobillo, una distensión en los isquiotibiales y una fractura en la nariz. Para ser exactos, jugó 53 de los 82 partidos de la regular season. Si él tuvo lesiones, tampoco fue ajenos a ellas Devin Booker, lo cual llevó a que Kevin Durant y ellos dos sólo coincidieran en pista en 41 encuentros para firmar un balance de 26-15. No suena demasiado bien, lo cual no hace que Beal se muestre en caso alguno pesimista con el futuro.
«No consideramos esto como algo que llega y sólo tenemos este año para resolverlo. No, tenemos tiempo. No quieres usar eso como excusa, pero es es la realidad en la que vivimos, ese es el plan. Tenemos una ventana abierta. Sí, es una ventana corta, pero tenemos una ventana, por lo que queremos maximizarla tanto como sea posible. Y obviamente, todavía tenemos mucho espacio para crecer. Todos tenemos que ser mejores y avanzar hacia ese objetivo de ganar el título, que no es fácil», sentencia.
(Fotografía de Christian Petersen/Getty Images)