A tiempo para el ROY y, lo más importante, a tiempo para ayudar a su equipo en la recta final de temporada. Un vestuario que ha resistido increiblemente bien durante su ausencia y la de Gordon Hayward, que aún dura. El partido para su regreso no pudo estar mejor elegido, pues se enfrentaban a los Detroit Pistons, uno de los rivales más plácidos de la NBA actual. Y el triunfo no corrió peligro en ningún momento (94-107).
LaMelo Ball jugó de titular y no le faltaron los minutos. Después de todo su lesión fue de muñeca, no de piernas, por lo que no necesitaba un reacondicionamiento con pies de plomo (sino con manos de… en fin, perdón). 11 puntos con 4 de 10 en tiros, 8 asistencias y 7 rebotes para casi orbitar el triple-doble en su vuelta al parquet.
Pero los líderes fueron otros, los mismos que han sostenido a los Hornets en estas difíciles semanas. Terry Rozier y Mikal Bridges –mucho más que un microondas y un dunker– se fueron a los 29 y 27 puntos respectivamente, reforzados por los 17 de P.J. Washington, única referencia interior por la ausencia de Cody Zeller.
This LaMelo dime was UNREAL 🤯 pic.twitter.com/EPDLMGxdmM
— NBA TV (@NBATV) May 1, 2021
Por los de uniforme blanco, atalaya de novatos este curso, fue Saddiq Bey, candidato directo al Mejor Quinteto de Rookies, con 22 puntos y 5 asistencias su jugador más destacado junto con los 25 de Frank Jackson y su certera noche desde el triple.
«He sentido que el juego volvía a mi. Cada mañana me levanto y la muñeca está mucho mejor», comentaba un feliz LaMelo quien ha acortado plazos en su recuperación como nadie esperaba.
Magia
«Hay que gozar de la máxima confianza para lograr algo así», decía Bridges sobre el pseudo alley-op que hemos colgado en el vídeo de arriba. «Me lo puso para, prácticamente, una bandeja. Es genial tenerlo de vuelta».
Pero reconozcámoslo; hay algo mejor que la conexión Ball-Bridges. Y es escuchar a Eric Collins narrando cualquiera de ellas.
(Fotografía de portada de Grant Halverson/Getty Images)