Chris Paul: «Estoy jugando por el campeonato»

Lleva repitiéndose como un murmullo desde hace un par de años, pero parece que el eco esta vez va más en serio que nunca. A pesar de que Doc Rivers se tape los oídos y no quiera ni oír hablar de la espantada. Porque la espantada va a llegar. O mucho cambian las cosas o alguno de los tres abandonará Los Angeles este verano. Los Clippers están en el último vagón del último tren que traquetea sobre la vía que tiene a la estación Larry O’Brien, entre sus posibles paradas.

Una de esas cosas que podrían dar un giro a la situación y hacer que el Big Three perdurara unos años más, sería precisamente esa. Que el tren pare donde la mitad del Staples quiere (necesita) desde hace años que eche el freno ya. Los Clippers necesitan un anillo, su afición necesita un anillo, Chris Paul necesita un anillo.

Un elenco de ilustres

Hay cuatro estatuas de Los Ángeles Lakers frente al Staples Center; las de cuatro Hall of Famers: Magic Johnson, Kareem Abdul-Jabbar, Jerry West y una colosal de Shaquille O’Neal. La ex estrella de Los Ángeles Kings, Wayne Gretzky, y el boxeador Oscar De La Hoya también tienen sus estatuas, y la próxima todos sabemos qué efigie dibujará: la de Kobe Bryant,otro emblema de los Lakers. Incluso Chick Hearn, mítico comentarista de los partidos de los de la casaca oro y púrpura tiene su escultura tallada sobre un mostrador con el emblema de la superlaureada franquicia.

Los Clippers aún esperan su primera escultura a las puertas del que, también, es su pabellón. Chris Paul bien podría ser ese hombre.

Pero para ello… para ello quizás no baste con ser el mejor playmaker que ha pasado jamás por la historia de la franquicia. Para ello quizás necesitaría algún reconocimiento más, además del premio a Rookie del Año, ocho All NBA Teams y nueve All-Star Games. Quizás, para asegurar su inmortalidad a las puertas del Staples necesite también un reconocimiento colectivo. Un anillo, por ejemplo.

Los Jazz, un muro en el camino

Paul ha pasado por la lupa de Marc J. Spears en The Undefeated, en plena batalla campal y sin tregua que es la que protagonizan y van a protagonizar sus Clippers frente a los Utah Jazz. 1-1 marcha la eliminatoria.

«Me encantaría tener una estatua. Por supuesto. Pero hay mucho trabajo por hacer antes de que sea el caso. Con esos mitos ahí, piensas en dejar una huella duradera. Es más grande que el propio deporte. Todos los chicos que están ahí han lgrado ese ‘algo más’.

Para seguir bordando ese ‘algo más’, el jugador que marca el tiempo en los Clippers tiene que empezar por pasar a segunda ronda de los playoffs, algo tan fácil de teclear como difícil de lograr. Perdieron el primer partido sobre la bocina, algo siempre difícil de digerir. Ganaron el siguiente sin Gobert en pista, algo fácil (y encantados) de asumir.

«Les dije a los chicos que no esperaba un balance ganador de 16-0 en los playoffs. Siempre me remito a mi primera experiencia en los playoffs de 2008. Recuerdo que en la segunda ronda jugamos contra los Spurs y los [New Orleans Hornets] les vencimos en el Game 1. Los ganamos de 19, y los ganamos de nuevo en el Game 2 esta vez por 18. Recuerdo que los miraba y ni se inmutaban. Fue entonces cuando me enteré de que en los playoffs cada partido tiene una personalidad propia».

Spears dejó avanzar algo la entrevista y entonces puso el dedo en una de las yagas que más deben doler y martillear en la cabeza del jugador de 31 años. «¿Qué te viene a la mente cuando oyes hablar de que no has avanzado a las finales de la conferencia?»

«La gente que me rodea, mi familia, no está agobiada. … Y yo no voy a rendirme. No voy a ser como, ‘Oh, me dejo.’ Lo divertido para mí es que estoy jugando para el campeonato. No es que llegue a una frontera donde exclame, ‘¡Oh! ¿por fin?’ Para mí todo consiste en ganar el campeonato».

Clippers, ¿aspirantes? Desde luego

Dos trabucazos más de Spears a bocajarro. «¿Por qué deberíamos creer que los Clippers podrían ser campeones de la NBA esta temporada?»

«Para ser sincero, no necesito que nadie más lo crea, excepto los chicos de nuestro vestuario. Esa es la manera en que yo funciono. Soy diferente en ese sentido. No me importa lo que diga nadie. No me importa lo que nadie crea. Mientras nuestro equipo se lo crea todos los días, entonces es suficiente».

El segundo: «¿Por qué crees que los Clippers pueden ganar el título?»

«Porque soy quien soy. No me importa quién me pongas en frente en la cancha en cualquier momento. Creo que vamos a ganar. No me importa contra quién estemos jugando. Vamos a ganar».

La agencia libre

La última que rescatamos del periodista, por qué cambiar, también a la yugular. «¿Qué puede decir acerca de su posible situación de agencia libre?» —Recordemos que Paul puede optar por salirse de su último año de contrato, a razón de 24,2 millones de dólares—.

«Esa es la última cosa que está en mi mente. Mi caebza en estos momentos está centrada en cómo vamos a vencer a Utah», no quiso mojarse aquí el base. Sabiamente.


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