Danny Ainge y los Celtics: doble o nada

Desde 1993, la NBA no ha visto una primera elección del Draft traspasada antes o durante la ceremonia. Entonces, los Magic eligieron a Chris Webber para enviar sus derechos minutos después a Golden State, recibiendo a cambio a Penny Hardaway (también del mismo Draft) y tres futuras primeras rondas. Y si alguien puede arriesgarse a un traspaso así 24 años después, es Danny Ainge.

El presidente de los Celtics está en negociaciones para hacer lo que ningún responsable deportivo se ha atrevido a hacer desde entonces. El único precedente cercano es el de Andrew Wiggins, número 1 de 2014, traspasado por los Cavaliers a Minnesota en el acuerdo que trajo a Kevin Love a los Cavaliers. Pero el regreso de LeBron James tras terminar su etapa en Miami hacía comprensible la operación. El objetivo era aspirar a ser campeones de forma inmediata, y todo quedó compensado celebrando el título en 2016.

Jugar a dos bandas

En esa óptica hay que revisar cualquier acuerdo que Danny Ainge pueda cerrar por el número 1 del Draft. Por primera vez desde 1983, con sus íntimos rivales Lakers de protagonistas, un equipo es a la vez al menos finalista de Conferencia y el primero que elegirá en el Draft. Los Celtics no son pues un caso habitual. Si otros equipos en su situación utilizan el draft en busca de un jugador de prometedor futuro, Boston lo hace con un ojo puesto en asaltar al menos el cetro de los Cavs en el Este.

Según los datos filtrados de las negociaciones, ningún jugador de los 76ers iría a Boston en el acuerdo por el número 1 del Draft. A cambio, los Celtics solo recibirían todavía más selecciones, con la 3ª de este mismo año y la de los Lakers de 2018, en posesión de Philadelphia, como las más interesantes sobre la mesa. Pero, esta vez, parece meridianamente claro que Danny Ainge no se guardaría lo que reciba de 76ers. El tiempo de acumular activos de futuro ha terminado.

La teoría de Butler

El periodista Adam Zagoria exponía el escenario por el que los Celtics estaban interesados en cerrar un acuerdo que, técnicamente, no incluye más que hoy por hoy etéreas selecciones del Draft. Añadir más futuras primeras rondas puede servir para mayor poder en la mesa de negociación en un acuerdo por Jimmy Butler, quien sería la gran adquisición de presente para los Celtics de cara a 2017-18. Una posibilidad aún relativamente lejana, pero factible.

Y es que no hay que olvidar que Boston tiene también en la recámara un último recuerdo del sonado traspaso de Paul Pierce y Kevin Garnett a Brooklyn de 2013: la 1ª ronda sin proteger de Brooklyn de 2018. Otro caramelo de dulzura irresistible para equipos que quieran una reconstrucción. Si los Bulls se toman en serio esta posibilidad, sumado a lo que los Celtics reciban de Philadelphia, difícilmente encontrarán una mejor oferta por Jimmy Butler.

Pero incluso en esa situación, Danny Ainge aún tiene la posibilidad de nadar y guardar la ropa al mismo tiempo. La franquicia ha cerrado un entrenamiento privado con Dennis Smith, y espera hacer lo propio con Josh Jackson. Dos opciones para el número 3 del Draft que los Celtics adquirían de Philadelphia. Si las cuentas acaban saliendo, el resultado puede ser magistral: adquirir a una estrella como Jimmy Butler capaz de elevar aún más el nivel de los Celtics desde el primer día, y a la vez atar a uno de los tres jugadores con mayor potencial teórico de un potente Draft.

Apuesta de alto riesgo

Sería otro golpe de genio del heredero más ilustre de Red Auerbach, el magistral cerebro de los Celtics, ya fuera como entrenador o ejecutivo, durante más de medio siglo. Por supuesto, ni el acuerdo con los 76ers está cerrado, ni hay indicación segura de que los Bulls quieran traspasar a Butler, e incluso en ambas circunstancias el éxito deportivo de la operación no está garantizado. Todo sin hablar de la dolorosa comparación con Philadelphia si Markelle Fultz, claro objetivo para el número 1 del Draft, elevara en un futuro a los 76ers a la categoría de aspirante al campeonato.

De todas formas, el recuerdo del verano de 2007, en el que Boston transformó en un verano un equipo en el pozo de la liga en el siguiente campeón de la NBA (con Kevin Garnett y Ray Allen de fichajes estrella), invita a no subestimar a Danny Ainge. Los próximos días determinarán si está usando sus cartas para apostar a lo grande o si todo se queda en un farol. Pero, a estas alturas, seguramente ya sabe que no habrá un mejor momento para jugar a doble o nada que en el Draft del 22 de junio.


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