Barridos, aunque con un último partido peleado y una derrota digna. Así se van los Raptors de las semifinales del Este y así acaban la temporada. Nunca es agradable encajar un 4-0 en una serie, pero si lo haces ante LeBron James quizá la sensación de que nada se puede pretender ante el líder de los Cavaliers relaje la amargura.
Por ese camino se dirigió DeMar DeRozan nada más estrenar sus vacaciones. En la rueda de prensa posterior al 102-109 que sepultaba cualquier esperanza canadiense, el líder de la franquicia de Ontario lo tenía claro, ante la pregunta de los medios, que se cuestionaban que si los Raptors hubieran tenido más tiempo para preparar la serie, las cosas podrían haber salido un poco diferentes. “Si hubiéramos tenido a LeBron, habríamos ganado». Y es que hace pocos días, el de Toronto había asegurado que daría una recompensa económica a quien le dijera cómo parar a El Elegido.
“Podíamos haberlo dicho esto todo el día (el factor James). Pero no lo hicimos. Sucedió. Hemos sido barridos. Va a ser un largo verano para nosotros”, sentenció DeRozan, en referencia a unos próximos meses que se presentan más cruciales que nunca para el futuro de la entidad. Los Raptors han vivido la mejor época de su historia, con las Finales del Este 2016, perdidas precisamente ante Cleveland, como la cima de este periodo.
DeRozan, con acuerdo hasta 2021, parece el único cuya continuidad no se cuestiona de cara a la 2017/18. Kyle Lowry tiene la opción de salirse de su contrato, mientras que jugadores como Serge Ibaka, Patrick Patterson o P.J. Tucker acaban contrato. Unido a ello está la cuestión de si Dwane Casey ha dado ya lo máximo que podía dar en el Air Canada Centre y de si es momento de renovar la plantilla desde su puesto de entrenador.