El presente no es nada del otro mundo en los Suns, peor equipo del Oeste con 4-16 y peor balance de toda la NBA, con solo un 20 por ciento de victorias. Eso sí, en descargo de Phoenix hay que decir que han sido capaces de competir algunos partidos contra rivales de entidad, con buenas veladas a pesar de las derrotas ante los 76ers o anoche ante Indiana, partido en el que si un triple casi final de Devin Booker no hubiera sido escupido por el aro el relato podría haber sido diferente.
El superequipo
La cara de Booker tras ver cómo se salía ese lanzamiento reflejaba la frustración por otra derrota más. Aunque el joven jugador, una de las piezas del presente pero sobre todo del futuro de los Suns, espera que todo eso cambie, sin prisa.
“Las dinastías duran mucho tiempo y no espero grandes traspasos entre los superequipos”, ha apuntado Booker a Yahoo Sports. Nada de lo que él ansía es a corto plazo, pero lo quiere, lo desea. “Quiero construir un superequipo, quiero que un superequipo venga a mí”.
Booker, máximo anotador de los Suns y 13º de toda la NBA con 24,6 puntos, es junto con el número 1 del Draft de 2018, DeAndre Ayton, la cara más visible de esos jóvenes de Phoenix que recorren camino en la NBA, apoyados por veteranos como Jamal Crawford o Trevor Ariza, mentores en un trayecto todavía perdedor en cuanto a resultados deportivos se refiere. Aunque si nos fijamos en casos recientes como el de Philadelphia, eso es lo de menos. Cuanto peor, mejor.
(Fotografía de portada: Christian Petersen/Getty Images)