Orlando Magic, en cuanto salió Dwight Howard, dejó de ser un destino apetecible para los grandes agentes libres. Esto conminó a la directiva a crecer a través del Draft y la lonja del traspasos. El resultado, muchas malas decisiones y demasiados pasos hacia atrás. No obstante, asoma la luz al final del túnel.
Todo arrancó con buenas elecciones de Draft enterradas por la impaciencia. Primero traspasaron a Oladipo para conseguir a Ibaka. Hoy, ni Oladipo ni Ibaka. Luego regalaron a Elfryd Payton (quien apunta a titular en los Pels) por una segunda ronda que poco ayudará a enderezar el rumbo.
Además, Orlando fue víctima predilecta de la fiebre salarial, fruto del macro-contrato televisivo. Evan Fournier o Bismack Biyombo (hoy con el nombre de Timofey Mozgov) no se vieron en otra igual. A tal grado de toxicidad aún le quedan 2-3 años hasta extinguirse. Mientras, los Magic empiezan a hacer los deberes con cabeza y, esta vez sí, con templanza.
El buen ojo en el Draft siguen sin perderlo, y en esta ocasión tienen la intención de sacarle rendimiento. Con Aaron Gordon vino la primera gran renovación, y con Mo Bamba la última prometedora elección. Entre medias Jonathan Isaac, sobre el cuál Jeff Weltman, presidente de operaciones, acaba de confirmar que los Magic han ejercido su tercer año de contrato de rookie. De este modo, además de contar con él un año más, la franquicia se asegura poder extender la oferta cualificada en su cuarto año y así igualar cualquier oferta del exterior en su primer contacto con la agencia libre.
Todo por demostrar
De Isaac, número 6 de su Draft, por ahora casi todo es potencial, pues no ha tenido suerte en su curso de novato donde una lesión de tobillo le ha tenido más tiempo fuera que dentro.
Solo 27 encuentros y menos de 20 minutos de media para 5,4 puntos y 3,7 rebotes. No obstante nada cambia. Él sigue siendo elegido para convertirse en el alero titular del futuro en el Amway Center.