Howard: como «tirar» un partido desde la personal

Dice el refrán que para aprender a andar, antes hay que saber gatear. Confesaba Dwight Howard en su cuaderno de bitácora, que había estado invirtiendo una parte importante de su verano en trabajar su tiro de tres; pues no quería quedar rezagado en la moda de los pívots triplistas. Pero, querido Dwight, uno no puede enfrentarse a Bowser sin haber aplastado antes una generosa cantidad de goombas.

Lo cierto es que aún no tenemos datos sobre los que cotejar el entrenamiento estival de Howard, pues en sus tres partidos de la actual temporada no lo ha intentado desde el triple ni una sola vez. Sí hemos podido, no obstante, verlo a menudo lanzar en estático desde la personal. 19 veces en concreto, de las que ha encestado sólo 4.

Nueve puntos vitales

Ayer, el pívot de los Hornets hizo un partido de 8 puntos, 22 rebotes, 1 asistencia y 4 tapones. Además, de esas 22 capturas 7 fueron ofensivas. Una hoja estadística muy buena, pero que podía haber sido todavía mejor. Digamos que… en lugar de 8 puntos, hubiesen sido 17. Entonces hablaríamos de partidazo de Superman.

Nueve tiros libres, nueve fallos. También es una mala casualidad que los Bucks se impusieran a los Hornets por 103 a 94, es decir, por nueve puntos de diferencia. No vamos a pedirle al bueno de Howard que, a estas alturas, haga un pleno. Pero fallar dos tiros libres consecutivos en el último minuto del partido, puede marcar la diferencia entre perder, y desaprovechar tu última oportunidad de ganar.

Sus álter ego, en forma

Por si fuera poco, nos fijamos en cómo han arrancado la liga algunos de sus rivales habituales por el razzie de los tiros libres; algo que debería motivar a Howard para ponerse un poco más las pilas. Andre Drummond ha empezado el curso con un 10/12 —hasta el partido de anoche era un 10/10— y DeAndre Jordan han convertido sus cuatro tiros de un punto lanzados hasta el momento.

Howard, que venía a por todas, está dejando una buena primera impresión en su llegada a la franquicia de Michael Jordan. Ligeramente más integrado en la ofensiva que en sus dos últimos años (9 tiros por partido), brillante en el rebote (17,3) y atento en defensa (3,7 tapones). El problema es que todo esto queda ensuciado cuando su porcentaje desde el tiro libre refleja un 21,1%, sirviendo en bandeja de plata al rival la idea sobre el mejor modo de pararle.


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