El año pasado la hizo oficial, luego reculó, y de la retirada pasamos al contrato multianual.
Richard Jefferson pensaba que lo único que le mantenía todavía en la rueda era una esquirla por sacar; la del anillo. La sacó a la épica, con una remontada histórica ante los Warriors. Sin embargo, luego se percató de que no era el anillo lo único que le retenía todavía compitiendo; aún amaba el baloncesto, y el baloncesto lo amaba a él.
Sobrado a sus 37
Este idilio le empujó a firmar tres años más con Cleveland por 7,6 millones de dólares, no estando garantizado el tercero. La temporada le ha dado la razón. Que no estaba para retirarse. Especialmente en las Finales, donde, dentro del correctivo recibido y lo sólo que han estado a veces LeBron y Kyrie, ha demostrado ser de los mejores entre los secundarios. Muelles de los que no se gastan, brío del que no se acomoda, sudor que siempre mancha el parqué.
Y sin embargo, Jefferson vuelve a situarse a sí mismo en la encrucijada. La semana que viene cumplirá 37 años, y en el podcast de ESPN ha reconocido que la vida le urge para que se deje de aviones y balones y se entregue del todo a ella. «No sé que voy a hacer la próxima temporada. Ha sido divertido porque le hemos dado a los fans algo que nunca habían visto antes».
Jefferson, ríete de sus 37, ha jugado 79 de los 82 partidos de temporada regular con promedios de 20,4 minutos y 5,7 puntos.