La primera temporada de Joakim Noah en New York dejó malas noticias hasta el penúltimo día. El pívot de origen francés, fuera de las canchas desde febrero y cumpliendo una suspensión de 20 partidos, tendrá que volver a visitar el quirófano. Un desgarro en el manguito rotador de su hombro derecho es la nueva lesión que tendrá que superar Noah, quien ya se sometió a una artroscopia de rodilla dos meses atrás.
Un año de desgracias
Según The Vertical, la rehabilitación de la lesión de Noah podría durar entre seis y ocho meses, por lo que ni siquiera tendría garantizado estar listo para jugar al inicio de 2017-18. Actualmente, el pívot está cumpliendo una sanción de 20 partidos tras dar positivo por un medicamento prohibido por la NBA. Esta suspensión quedará paralizada mientras los servicios médicos de la liga no le consideren disponible para jugar, y se reiniciará tras ser dado de alta. Esto retrasará aún más su debut en la próxima campaña.
Sumado a la incógnita de cuál será su estado de forma cuando por fin pueda regresar a las canchas, el fichaje de Joakim Noah por los Knicks sigue pareciendo un negocio ruinoso de los Knicks. Firmado por $72 millones y cuatro temporadas, todas garantizadas, el pívot ha sido uno de los fiascos de 2016-17, disputando solo 46 partidos y promediando 5,0 puntos y 8,7 rebotes, lejos también del impacto en la pintura que le llevó a ser el mejor jugador defensivo en 2013-14, donde también fue seleccionado para el mejor quinteto de la liga.
Precedentes de todo tipo
El desgarro de manguito rotador que dejará varios meses de baja a Noah tiene precedentes recientes en la NBA. El más recordado es el de Kobe Bryant, quien lo sufrió durante su penúltima campaña en la NBA, perdiéndose los tres últimos meses de 2015-16. Otros jugadores que han pasado por esta lesión son Allen Iverson (en 2000, una año antes de su temporada de MVP), Patty Mills o Anthony Bennett, quien tuvo que pasar por el quirófano mes y medio antes del draft de 2013 en el que fue elegido como el número 1.