Kevin Durant no piensa que esté jugando a su máximo nivel en absoluto. Es el parecer del MVP de las pasadas Finales. Reserva y limita ese estado de gracia a cuando era la más rutilante estrella del pabellón que ahora lo recibe entre abucheos. El mejor KD35 de los Thunder aún no se ha hecho del todo corpóreo en Golden State.
Para afirmar esto, Durantula enarbola razones tanto físicas como de adecuación mental. «Físicamente, cuando tenía 21, 22 o 23 años podría saltar de la cama y de inmediato hacer un molinillo o cazarte un alley-oop», comentaba Durant a The Mercury News tras el entrenamiento del domingo. «Pero ahora tengo que activar mis glúteos e isquiotibiales un poco más por las mañanas».
Sin embargo, Durant afronta su segunda temporada en el conjunto de Oakland, como la de su apogeo. «Mentalmente, cuando sientes que eres capaz de dominar el juego desde un punto de vista individual, sabiendo lo que quieres hacer en cada momento, es una gran sensación. He alcanzado ese punto en el que sé lo que es importante hacer en la cancha de baloncesto. Estoy justo en ese escenario, especialmente jugando en un grupo de chicos con tanto talento, que te empujan a centrarte en otras cosas además de en ti. Esa es una parte que se subestima mucho de este equipo».
Uno más
El talento, a menudo, se estorba. A eso quiere referirse KD. A que eso no es lo que sucede en La Bahía. «Están consiguiendo que me sienta más y más cómodo. Soy un animal de costumbres. Tengo que ver las mismas cosas día tras día para habituarme. Debo saber que me respetas. Y que yo te respeto. Debo ser consciente de eso cada día. Así es como logro sentirme a gusto».
Durant, por increíble que parezca, no fue el máximo anotador del equipo la temporada pasada. Curry bajó muchísimo su anotación respecto al curso anterior, pero no lo suficiente como para ceder el cetro a KD. El base promedió 25,3 puntos, por los 25,1 del alero, a quien sin duda las lesiones durante la campaña regular le pasaron factura en este sentido.
En la que ha sido la pretemporada, se ha visto un KD sumamente eficiente, en todos los sentidos. No tan centrado en anotar, sino en elegir siempre la mejor opción. Ha promediado 17,3 puntos con un 52,5 por ciento de acierto.
«Simplemente se dedica a jugar», describe sobre él su técnico, Steve Kerr. «Sabe cuándo necesita atacar. También percibe cuando Steph está encendido, o Klay, entonces se vuelve más pasador. Se le ve muy relajado y confiado. El año pasado aún trataba de descifrar lo que estábamos haciendo. Este año, simplemente le sale natural. Ha alcanzado un nivel de confort que le permite salir y jugar sin pensar».
¿Podemos estar ante el mejor año de Durant en su faceta de asistente? Podría ser. En su estreno en los Warriors firmó su tercer mejor registro de su carrera en este distrito, con 4,8 pases de canasta de promedio —por detrás de las 5,5 de su año de MVP y de las 5 de su último año en OKC—.
¿Candidato al MVP?
Olvidado todo rastro de lesión y finalizado cualquier periodo de adaptación, Durant afronta su segundo año en los Warriors con la tranquilidad de saberse ya con el primer anillo de su carrera, con su renovación resuelta y con el manual aprendido. La estabilidad reina en su baloncesto —que no en su Twitter—.
¿Es esto suficiente para poder afirmar que se encuentra en condiciones de pelear por el segundo MVP de la temporada de su carrera, a pesar de compartir parquet con otras tres superestrellas? Su último y único data de hace cuatro temporadas, en la 2013/14.