Son, al alimón con los Cavaliers, el principal candidato para levantar en junio el trofeo Larry O’Brien. Pero como todas las súper-estructuras, encuentran terrenos más y menos llanos. Con su sorprendente derrota de anoche ante los Grizzlies, los Golden State Warriors pueden haber revelado una de sus kryptonitas.
El récord actual del equipo que dirige Steve Kerr es de 31-6, por lo que su control de la liga es aplastante. Al menos en el formato regular que ahora está próximo a rebasar su exacto ecuador. Sin embargo, los Warriors presentan una estadística que puede leerse como preocupante: ostentan un récord de 0-5 ante Cavaliers, Rockets, Spurs y Grizzlies este curso.
O lo que es lo mismo, todavía no han ganado a ninguno de los tres mejores equipos de la liga (después de ellos, que son el primero) y en la curiosa métrica se cuelan también los rocosos osos de Memphis. La victoria de los Grizzlies anoche sorprendió por los parciales finales: 49-21 para el equipo de Tennessee.
Derrotas Warriors
El dato puede ser tomado en torno a dos diferentes lecturas. Un mero toque de atención a unas alturas de temporada más que reversibles; o bien como que los Warriors todavía no han sabido ganar a uno de los verdaderos paladines de la competición actual.
Recordemos los marcadores en todos los partidos y momentos en los que Golden State cayó ante Rockets, Cavs, Spurs o Grizzlies:
- (25 de octubre) VS San Antonio 100-129.
- (1 de diciembre) VS Houston 132-127.
- (10 de diciembre) @Memphis (110-89).
- (25 de diciembre) @Cleveland (109-108).
- (6 de enero) VS Memphis (128-119).
Memphis
El mérito de los Grizzlies, pues, es doble, ya que han conseguido doblegar al mejor equipo de la NBA –los Warriors– en las dos ocasiones en las que han cruzado cuernos esta temporada.
El otro conjunto que pudo derrotar a los Golden State Warriors en combate singular esta temporada fueron los Lakers (el pasado 4 de noviembre).
Así, sale a relucir una estadística negativa y que puede convertirse en preocupante dependiendo del devenir de próximos enlaces. Más derrotas contra la cúspide de la clasificación encendería algunas alarmas.