Quien pudiera pensar que una remontada como la de anoche de los Wizards, que deshicieron una desventaja de 24 ante los Clippers para acabar llevándose el triunfo, podía traer calma a Washington está equivocado.
La segunda mayor remontada del curso, solo mejorada por los 26 puntos que anularon los Hawks a los Mavericks, fue definida como una victoria “emocional” para el técnico de los Wizards, Scott Brooks, que tuvo que ver cómo hace unos días John Wall le decía en un entrenamiento “que te den”. En ese contexto de crispación, con rumores ya de traspaso sobre las figuras del propio Wall y de Bradley Beal, con peleas internas de vestuario, cualquiera pudiera pensar que ganar de esa manera a los Clippers sería un punto de inflexión.
Morris no piensa lo mismo
Sin embargo, si atendemos a las palabras de alguien que está viviendo en primera línea lo que sucede en Washington, la realidad parece otra. “Es jodido lo que está pasando. Los comentarios que llegan desde el vestuario son jodidos”, apuntó Markieff Morris tras ganar a los Clippers, en declaraciones recogidas por la periodista del Washington Post, Candance Buckner. “Esto no sucede en los deportes”.
Morris se refiere no solo al clima que se vive Washington, sino al hecho de que alguien del entorno de la franquicia, jugador o miembro del staff técnico, haya filtrado a la prensa el terremoto que se vive en la escuadra capitalina. Una crisis, un drama, de grandes dimensiones que no arregla una victoria bien ganada ante los Clippers, uno de los equipos más potentes de la liga ahora mismo. Morris, veterano, sabe que el quiste es más profundo. La mejor noticia quizá para los Wizards es que, y parón de Acción de Gracias mediante, no vuelven a jugar hasta el viernes, cuando la competición retoma sus operaciones después de la pausa del jueves por la festividad. La mala noticia de todo esto es que visitan a los Raptors, que llevan ahora mismo el mejor balance de toda la NBA. Y con Dwight Howard fuera de la rotación aquejado de problemas de glúteo. Así están las cosas.