La posibilidad de que un jugador de 21 años, con potencial de ser una de las estrellas más rutilantes de la NBA, esté disponible en el mercado es una rareza. Pero el mal ambiente existente entre Kristaps Porzingis y los Knicks ha creado al menos la ilusión de que adquirir al ala-pívot puede ser una opción realista. Según ESPN, la franquicia neoyorkina ha recibido llamadas durante las últimas fechas para conocer la disponibilidad de Porzingis para un posible traspaso.
Máxima tensión
No hay constancia de que en ninguna de las llamadas se haya llegado a discutir un acuerdo concreto, o si los Knicks tienen algún interés real en contemplar esta opción. Pero la posibilidad de divorcio entre franquicia y jugador está considerada como real alrededor de la NBA. Porzingis, quien mantuvo un perfil bajo ante los múltiples problemas de New York en sus dos temporadas en el equipo, sorprendió al no presentarse a la habitual entrevista de final de temporada con la dirección deportiva del equipo.
Tras rechazar reunirse con el presidente de los Knicks, Phil Jackson, y su General Manager, Steve Mills, Porzingis regresó a su Letonia natal, donde confirmó su disponibilidad para jugar el Eurobasket con la selección nacional. Poco menos de un mes después del final de la temporada regular, el contacto entre la gerencia de los Knicks y el jugador ha sido nulo, algo que no ayuda a aclarar el ambiente entre ambas partes.
Una franquicia rota
Los malos resultados, la influencia de Phil Jackson en el cuerpo técnico del equipo, y el conflicto entre el presidente de la franquicia con Carmelo Anthony no han ayudado a Kristaps Porzingis. El joven jugador se ha mostrado públicamente encantado con jugar en New York, una ciudad que también le ha devuelto el cariño. Pero, a la vez, su ambición de jugar en un equipo ganador choca con la realidad de los Knicks. La más que probable marcha de Carmelo Anthony en verano posiblemente no ayude a mejorar al equipo a corto plazo.
En su conferencia de prensa para terminar la temporada, el propio Phil Jackson no consideró a Porzingis (ni a ningún otro jugador) como intocable, declarándose abierto a examinar cualquier posibilidad. Una declaración de intenciones que el resto de la NBA se ha tomado de forma literal. La posibilidad de una revolución total en la Gran Manzana quedará en las manos de un Jackson dispuesto a jugar con fuego para imponer su visión en los Knicks.