La derrota de los Cavaliers en el Oracle Arena, causando su segunda derrota de las Finales ante Golden State, no fue fácil de digerir para el vigente campeón. Ni siquiera LeBron James, acostumbrado a pasar por los mejores y los peores momentos de la alta competición, pareció inmune. Para empezar, rompiendo con una tradición habitual, la estrella de los Cavs no compareció ante los medios en el podio de entrevistas, sino en el vestuario, un lugar menos propicio para una rueda de prensa.
LeBron James no quiso explicar el motivo por el cual no se presentó en el podio de entrevistas, aunque dejó caer que «no tiene nada que ver con victorias o derrotas». Según el periodista Brian Windhorst, de ESPN, el motivo fue un cierto hartazgo por tener que esperar más de la cuenta a su turno, mientras entrenadores y otros jugadores comparecen ante los medios. Indirectamente, fue una llamada de atención a la NBA, encargada de gestionar este procedimiento.
Una derrota con secuelas
Ya en el vestuario, sus respuestas estaban siendo más breves de lo habitual, sin querer extenderse más de lo estrictamente profesional sobre qué cambiar para futuros partidos («vamos a ver el video a ver qué podemos mejorar») o sobre o sobre el efecto de la llegada de Kevin Durant a los Warriors («me preguntáis ‘cuál es la diferencia’. Y ya lo he dicho. Son un equipo diferente»).
Pero una pregunta pareció poner a prueba la paciencia de LeBron James. Con un 2-0 en contra, a dos derrotas de la eliminación, antes de viajar a Cleveland para jugar dos partidos en casa, un periodista quiso saber si «este es un caso en el que sencillamente tenéis que ganar en casa en este momento». La respuesta era dolorosamente obvia, pero LeBron James no quiso facilitar las cosas, y decidió cambiar los papeles de entrevistador y entrevistado.
«¿Eres un tipo listo?»
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«¿Eres un tipo listo?», respondió con otra pregunta. «Eso creo», contestó el periodista. «Bueno, si no ganamos en casa, ¿entonces qué ocurre?», volvió a preguntar LeBron James. «Entonces estáis en camino de ser barridos», respondió el periodista. «Muy bien, eso responde tu pregunta», cerró James el intercambio. Pese a no perder en ningún momento la compostura, quedó bastante claro que no estaba de humor para según qué cuestiones.
A la vez, no perdió un cierto sentido del humor, respondiendo a si su cansancio tras el partido iba a requerir recibir fluidos por vía intravenosa. LeBron James explicó que esta bien, pero que «necesito algo de comida y algo de vino» para recuperar fuerzas.
Cierre rápido
La pregunta con la que cerró su rueda de prensa fue también llamativa. Preguntado sobre los ajustes necesarios hasta el próximo partido, que se disputará el miércoles de vuelta a Cleveland, LeBron James delegó responsabilidades. «Esa es una pregunta para el entrenador (Tyronn) Lue. Así que no puedo responderla. No me encargo de elaborar el plan de partido». El general en cancha de los Cavs, tras sus 29 puntos, 14 asistencias y 11 partidos del Game 2, tenía comprensiblemente más ganas de una copa de vino que de buscar milagros tácticos. Enfrentarse a estos Warriors tiene efectos secundarios.
Nota: una versión inicial de esta noticia informaba erróneamente que el tercer partido se disputaría el martes. El miércoles es el día correcto.