Primera bola de partido superada. La soga aprieta, pero ya algo menos en el cuello de los Cavaliers. Su portentosa victoria en el cuarto partido de las Finales les deja con vida hasta el lunes, como mínimo. Será entonces cuando la serie regrese a Oakland y donde los Warriors puedan hacer valer ese 3-1 que se llevan de vuelta a casa para sentenciar el anillo.
Nadie ha conseguido remontar un 3-0 en unos playoffs de la NBA, pero que estos Cavaliers permanezcan con vida permite que todo sea posible. Porque en 2016 nadie había dado la vuelta a un 3-1 en unas Finales y los de Ohio lo lograron. LeBron James ya sabe lo que son los retos y si alguien está en condiciones de liderar una gesta casi imposible, esa persona es él. Porque ya ha hecho algo parecido en el pasado.
“Tenemos una oportunidad. Podemos hacerlo”, aseguró El Rey a Doris Burke, de la ESPN, sobre la propia pista del Quicken Loans Arena. De primeras, LeBron, dueño del triple doble, había evitado repetir la historia de una década atrás, cuando en 2007 encajaba en ese mismo escenario una dura derrota ante los Spurs que suponía el 4-0 en las Finales. Algo que no ha vuelto a suceder y que, como poco, tendrá que esperar a 2018. “Hago lo que puedo para liderar a este equipo”, añadió James.
Su madurez, desde ese debut en 2007 en la pelea última por el anillo, es notable. «Estuve fatal en las primeras Finales, pero ya no más», apuntó después en rueda de prensa.
Dentro de 72 horas, una ocasión más para asistir a uno de los duelos de los grandes duelos de la historia de la NBA, una rivalidad Warriors-Cleveland que ya está entre las mejores de siempre en la NBA.