LeBron James vive una de sus peores noches en playoffs

Ver a los Celtics ganar un partido en Cleveland, un día después de conocer la baja definitiva de Isaiah Thomas para lo que queda de playoffs, fue una sorpresa. El equipo de Brad Stevens consiguió remontar 21 puntos de desventaja en la segunda mitad, con Marcus Smart y Avery Bradley liderando el esfuerzo de Boston. Pero la victoria de los Celtics hubiera sido mucho más complicada con un partido normal de LeBron James. Tras unos playoffs descomunales hasta la fecha, la estrella de los Cavs firmó una de las peores noches que se le recuerdan.

James, quien promediaba 34,3 puntos (con un 56,9% en tiros de campo), 8,5 rebotes y 7,1 asistencias, terminó el Game 3 con solo 11 puntos (4/13), 6 rebotes, 6 asistencias y 6 pérdidas. De forma particular, su segunda mitad fue nefasta, anotando solo 3 puntos (1/8) y perdiendo 3 balones. En los últimos 16 minutos y medio de partido, LeBron James no consiguió anotar ningún punto para sus Cavaliers, quienes acabaron perdiendo por 108-111.

Un partido «bastante pobre»


Tras el partido, LeBron James no quiso extenderse sobre su noche. «Tuve un partido difícil, punto», explicó. «No solo en la segunda mitad. Personalmente, no lo tuve. Mis compañeros hicieron un gran trabajo manteniéndonos en el partido, construyendo esa ventaja. Pero, personalmente, no lo tuve. Eso es todo lo que voy a decir de mi actuación». En otro momento de la rueda de prensa, James reconocía también que estuvo «bastante pobre».

No fue, desde luego, un partido normal para LeBron James. En sus 209 partidos previos de playoffs, solo en tres no había logrado superar los 11 puntos, contando uno (7 puntos en el quinto partido de las Finales del Este de 2014 contra Indiana) con solo 24 minutos jugados. De hecho, desde aquel partido no había bajado nunca de 15 puntos en post-temporada, alcanzando los 20 puntos en 54 de sus 57 compromisos siguientes de playoffs.

La defensa que LeBron James recibió durante la segunda mitad, trabajo compartido por Jae Crowder y Avery Bradley, explica en parte el mal partido del vigente MVP de las Finales. Pero hubo más que eso. James estuvo más tímido de lo normal, sin asaltar el aro con la agresividad de otros partidos. Sus tiros no parecieron más forzados que los que metió en otros partidos. Sencillamente, no tuvo el día. En las manos de Boston estuvo aprovecharlo con un triunfo que supo a gloria.


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