Siguen saliendo a la luz problemas de Lonzo Ball con Big Baller Brand. Primero, en un intento de alejarse poco a poco de la marca, se cubrió el tatuaje con el logo de la misma, luego llegó la demanda a Alan Foster, cofundador, y ahora, gracias a unas palabras del propio jugador, se ha sabido que la calidad de las propias zapatillas estaba generando problemas al base.
«Las ZO2s con las que estaba jugando no estaban listas» reconoció en una entrevista para LightHarted Podcast. «Nadie sabe esto, pero Darren Moore (su representante) iba a los partidos con una mochila en la que había unos cuatro pares de zapatillas extra porque tenía que cambiármelas tras cada cuarto si no quería que se rompieran allí mismo. Llegó un momento en que llamé para decir que me daba igual todo y que no iba a volver a jugar con esas zapatillas. Si coges alguna de las que usé en aquellos partidos verás que está destrozada».
«Fuimos demasiado lejos con ello. Al final de cada cuarto habían dado de sí. Y de repente, por arte de magia, cuando cambié de zapatillas volví a jugar bien de nuevo».
Los Lakers estaban preocupados
En los Lakers no eran ajenos a esta situación, pues en su momento preguntaron al jugador si las zapatillas podían ser la causa de sus continuos problemas físicos. El base, aún vinculado a BBB en aquel momento, aseguró a la franquicia que se sentía cómodo con ellas, aunque en vista de estas nuevas declaraciones todo apunta a que esto no fue exactamente así.
Lo cierto es que, una vez más, parece que el jugador está pagando los errores de su padre. Si la continua presencia mediática y las irreales expectativas a las que le sometió fueron posiblemente un lastre psicológico en sus primeros años, ahora es su marca la que ha estado siendo un problema en el aspecto más puramente baloncestístico. Veremos si en Nueva Orleans, algo más alejado de los focos y ya desvinculado de Big Baller Brand, Lonzo puede encontrarse a sí mismo y ofrecer su mejor versión.
(Fotografía de portada: Phillip Faraone/Getty Images)