Tres de los cuatro mejores equipos de la NBA (todos menos Golden State) entraron en juego este martes, enfrentándose cada uno a fraquicias por debajo del 50% de victorias. Sorprendentemente, ninguno de ellos ganó. Equipos de aspiraciones más modestas como Brooklyn, Orlando y Milwaukee pudieron vivir una de las victorias más prestigiosas de la temporada derrotando a Clippers, Spurs y Cavs, respectivamente, para una de las noches más sorprendentes de la temporada. De hecho, en los 7 enfrentamientos de la jornada acabó ganando el equipo que llegaba con peor balance de victorias.
Drama y pasión en Brooklyn
Posiblemente no hubo un partido más intenso y a la vez extraño que en el Barclays Center. Los Nets fueron el último equipo que quedó en pie para derrotar con doble prórroga por 127-122 a unos Clippers que, de ser líderes de la NBA, han perdido tres partidos de forma consecutiva. Blake Griffin fue baja de última hora por lesión, pero no hizo menos sorprendente la derrota ante un equipo que había perdido los 7 partidos anteriores.
Sean Kilpatrick (38 puntos y 14 rebotes) fue el héroe sorpresa de unos Nets que sobrevivieron al triple-doble de Chris Paul (26 puntos, 13 asistencias y 10 rebotes) y a los 21 puntos y 23 rebotes de DeAndre Jordan. Los Clippers aguantaron al final del último cuarto con un triple del propio Paul, y a la primera prórroga con otro de Jamal Crawford. Todo con Doc Rivers expulsado por protestar de forma especialmente áspera al árbitro Ken Mauer. Pero, en el último tiempo extra, el inesperado Kilpatrick sentenciaba para que los Nets recuperaran la senda de la victoria.
Los Cavs pagaron su relajación
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Tras cuatro victorias consecutivas, Cleveland sufrió su peor derrota de la temporada tras caer en la cancha de los Bucks por un rotundo 118-101. La mayor motivación de Milwaukee, con el liderazgo de un Giannis Antetokounmpo inmenso tanto en ataque como en defensa. Sus 34 puntos, 12 rebotes, 5 asistencias, 5 robos y 2 tapones, además de un sobrio marcaje al enrachado Kevin Love (flamente mejor jugador de la semana) fueron la clave para un triunfo que devuelve a Milwaukee al 50% de victorias (8-8) y a la zona de Playoffs.
Quizás la mejor prueba de la mentalidad con la que los Cavaliers viajaron a Milwaukee fue el saludo que J.R. Smith quiso darle a Jason Terry. El problema: la jugada estaba en marcha, permitiéndole a Tony Snell los dos puntos más fáciles de su vida. El vigente campeón acabó pagando su falta de intensidad y el relativamente flojo partido de sus estrellas. Ni LeBron James (22 puntos y 7 pérdidas), ni Kyrie Irving (20 puntos) ni Kevin Love (13 puntos, con un 3/10 en tiros de campo, y 13 rebotes) se acercaron a su mejor nivel.
Las dos caras de San Antonio
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— Orlando Magic (@OrlandoMagic) November 30, 2016
La última sorpresa de la jornada llegó en el AT&T Center, hogar de unos Spurs que están jugando mucho más a gusto a domicilio que al calor de su afición. Los hombres de Gregg Popovich, sin descanso de ninguna de sus estrellas, pincharon ante Orlando, arrastrando cuatro derrotas consecutivas y la etiqueta de peor equipo ofensivo de la NBA. San Antonio se convirtió sorprendentemente en un bloque todavía menos eficaz de cara al aro, acabando con una fea derrota por 83-95, con Serge Ibaka (18 puntos y 7 rebotes) como su principal verdugo.
Los Spurs cierran así una racha de 9 victorias seguidas y vuelven a mostrar su extraña dualidad en función de su escenario de juego. Si fuera de casa disfrutan todavía del tercer mejor arranque de la historia de la liga (10-0), en su feudo cuentan con un decepcionante balance de 4-4 (10º peor de la NBA). Kawhi Leonard (21 puntos) fue lo más salvable de San Antonio, el último equipo que pagó la extraña maldición de un martes en el que ningún desenlace fue el esperado.