Se sitúan como una de las principales franquicias de futuro. Pero, de momento, el presente se les resiste. El arranque de temporada no ha sido el deseado para los New Orleans Pelicans, quienes actualmente ocupan la penúltima posición de la Conferencia Oeste con un balance de 5-10.
Si bien es cierto que la organización no esperaba resultados inmediatos de gran relevancia, conscientes de la necesidad de un tiempo de adaptación al nuevo sistema que implicó la llegada al banquillo de Stan Van Gundy, al menos las expectativas se hallaban más próximas a la octava posición que al farolillo rojo.
De momento, el general manager David Griffin ha puntualizado que el traspaso no es una inminente necesidad. Pero lo que sí podemos confirmar es que su teléfono está sonando con más intensidad y periodicidad que el de la gran mayoría de franquicias de la NBA. Y según ha informado el periodista Shams Charania, Lonzo Ball y J.J. Redick son los dos jugadores que mayor interés han despertado en el seno de la competición.
El mayor de los Ball no ha terminado de cuajar en el sistema de pick-and-roll de Van Gundy y su futuro en la franquicia ya estaba en entredicho antes incluso del inicio del curso, mientras que el veterano escolta es expiring y un potencial candidato para reforzar el juego exterior de algún que otro contender. Este movimiento seguiría la lógica propia del proyecto y confirmaría la apuesta inmediata por otras dos interesantes piezas del young core: Nickeil Alexander-Walker y Kira Lewis.
En New Orleans han puesto su futuro sobre el dúo formado por Brandon Ingram y Zion Williamson, alrededor de los cuales girará el resto de componentes. Ambos jugadores ya expresaron su deseo de que Van Gundy estableciera el camino a seguir y están satisfecho con su trabajo a pesar de que las victorias no terminan de llegar de manera asidua.
(Fotografía de portada de Christian Petersen/Getty Images)