Los planes de celebración de los Warriors motivaron a Cleveland

El cuarto partido de las Finales entre Cavaliers y Warriors iba a acabar de dos formas: con victoria local y vuelo a Oakland para el Game 5, o con fiesta de la franquicia californiana en Cleveland. Como es habitual en estos casos, la NBA tenía planificada la ceremonia de entrega del trofeo Larry O’Brien en caso de victoria de Golden State. Y, por supuesto, los Warriors también tenían sus ideas de celebración. Para los Cavs, jugando a vida o muerte, esto no sirvió más que de motivación para evitar al menos la barrida.

Picados de salida

«Uno escucha alguna charla en marcha o a través del vestuario de los Warriors sobre intentar finalizarlo aquí», explicó Kyrie Irving tras el partido. «Y fue un partido a vida o muerte para nosotros, y teníamos que dejarlo todo ahí». Preguntado sobre qué parte de estas conversaciones sobre ganar el título en Cleveland le picaron, Irving fue claro: «Todo».

«Es parte del juego, así lo entiendo», continuó el base, quien finalizó con 40 puntos. «Pero sabíamos a lo que nos enfrentábamos. Era lo que era. Pero entonces se añade, por supuesto, alguna charla ahí, y eso añade algo de motivación extra. Y se nos da un día entre partidos, y estamos listos para salir. Especialmente por mi parte, porque ese regusto no habría sido igual si hubiéramos perdido hoy y lo hubieran celebrado en nuestra cancha. Así que lo dejaré en eso».

Motivador champán

Al menos un jugador de Golden State no tuvo problema alguno en explicar su deseo de celebrar el campeonato en Cleveland. «Sería muy satisfactorio hacer eso», explicó Draymond Green el jueves. «Obviamente lo hemos celebrado aquí (en Oakland) antes. Es una buena sensación. Lo estamos celebrando en su cancha, celebrándolo en su vestuario, callando a su afición. Como atleta, una de las mejores sensaciones es ir a casa del rival, a territorio enemigo, y sencillamente silenciar a la afición».

Con toda seguridad, Green no debía olvidar que, un año antes, fue el Oracle Arena quien tuvo que ver a los Cavaliers celebrando su campeonato de 2016, el primero de su historia. Y su entusiasmo por vengarse se trasladó también a Cleveland. «Algunos de los otros jugadores lo escucharon, y me dijeron que querían celebrarlo en nuestra cancha otra vez», afirmó LeBron James. «Y que querían rociar champán en nuestros vestuarios. Y creo que eso vino de Draymond, lo cual no es problema. Es solo Dray».

Más madera para el Game 5

El espumoso no pudo descorcharse, pero los Warriors siguen con todo de cara para ganar el campeonato. Si bien los fantasmas de 2016 pueden flotar en el ambiente, su clara superioridad mostrada en los dos partidos en casa les mantienen como claros favoritos para sentenciar la eliminatoria en el quinto partido, ante el calor de su afición. Eso sí, no sería mala idea ocultar los planes de celebración hasta confirmar su triunfo, al menos para no dar más combustible a la renovada moral de los Cavs.


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