Lue, obcecado en Kevin Love como su ‘5’ titular

Existe una disparidad tremenda entre lo que Tristan Thompson rinde y cobra. Lo segundo gana por goleada a lo primero esta temporada. Ese es, entre otros, uno de los motivos por los que Tyronn Lue apuesta por un small ball de inicio y por Kevin Love como falso pívot.

Love demostró durante su media docena de años en Minnesota, que es capaz de dominar la pintura haciendo diabluras y rompiendo cinturas. Ello en parte gracias a su amplísimo abanico de recursos. Un gancho a la media vuelta junto al aro, un pick&pop con Ricky a cuatro metros del aro, un catch&shot veloz desde el triple. Love siempre ha sido capaz de eso y más. Pero ahora, en los Cavaliers tienen una demanda acuciante bajo los aros y exceso de oferta perimetral.

La balanza imposible

Así pues, y hasta que llegue el tan ansiado fichaje del tan ansiado pívot, Lue quiere a su ‘4’ peleando con ‘5s’. Sucede que Love siempre ha sido más maña que fuerza; si lo encorsetas en la pintura, se vuelve previsible y sufre. Ayer, ante un especialista defensivo como Bismack Biyombo, se redujo tanto su participación como su acierto. No es que el congoleño le hiciera errar —pues la mayor parte de sus fallos vinieron desde el triple (1/6)—, sino que se su simple presencia ya ejercía de arma intimidadora, cortocircuitando el movimiento del balón por el poste bajo.

«Sé que Kevin está jugando de ‘5’ y que a menudo son los pívots rivales quienes le marcan, pero a pesar de todo tenemos que ser capaces de involucrarle en el juego —comentaba Lue a ESPN tras la sufrida victoria de anoche ante Orlando Magic—. Creo que hoy ha estado bien defensivamente, pero no lo hemos usado tanto como debíamos. Tenemos que pasarle más la pelota aunque se enfrente a pívots contrarios, y ver qué es capaz de hacer».

Love —aunque Lue diga que ha defendido bien— es de los que polariza al aficionado. Ahuyenta los grises generando amor y animadversión casi a partes iguales. Algo así sucede cuando miras sus stats avanzadas, prestando especial atención a su impacto ofensivo/defensivo. Desde que aterrizó en los Cavaliers hace cuatro años, su importancia ofensiva nunca ha sido mayor; lo mismo ocurre con su déficit defensivo: más acentuado que nunca.

Con él en pista los Cavs anotan 3,1 puntos más. Con él en pista reciben 1,8 puntos más. Libertad en ataque y compromiso real en defensa. Y entonces desaparecerían los negros… y también, probablemente, los grises… y las urgencias.


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