La temporada 2020-21 no cumplió la hoja de ruta establecida y fue especialmente difícil para los Boston Celtics. Los problemas físicos y los protocolos de salud y seguridad no permitieron alcanzar regularidad alguna, situación que amplificó los problemas ya existente de fluidez ofensiva.
Ante el inminente riesgo de un estancamiento y desmoronamiento del proyecto, unido a la irrupción de otras potencias de la Conferencia Este, en el seno de la organización se fraguó una serie de cambios que afectaron a todos los niveles. Danny Ainge abandonó su puesto como Presidente de Operaciones, siendo relevado por Brad Stevens, hasta entonces entrenador jefe. A su vez, Ime Udoka fue el elegido para hacerse cargo del banquillo.
Completado ya el grueso de la temporada baja, el Media Day sirvió como carta de presentación para el nuevo curso y también el escenario ideal para hacer un balance del anterior tras el periodo de descanso respectivo entre uno y otro. En él, Marcus Smart destacó que, a pesar de las dudas que hubo al respecto, la relación en el vestuario fue muy buena aunque no pudo materializarse sobre la cancha.
«Aprendimos a querernos y estar juntos, más que cualquier otra cosa. Sé que mucha gente no cree que fuera así», señaló Smart al medio The Athletic. «Pero en la pista fue una historia diferente. Por alguna razón, las cosas no encajaron como queríamos.»
La temporada baja devolvió un relevante número de adquisiciones, así como sus consecuentes salidas. Entre los principales nombres nuevos que formarán parte de la plantilla destacan los de Dennis Schröder, Josh Richardson o el viejo conocido Al Horford. Así, los diversos cambios acometidos en los últimos meses derivarán en la necesidad de una nueva adaptación por parte de todos, a pesar de que el núcleo del equipo se ha mantenido.
“Es un nuevo comienzo para nosotros», añadió Smart. «Esa es mi mentalidad con Brad avanzando hacia las oficinas, con Ime entrando como nuevo entrenador, solo tratando de descubrir cómo podemos volver a ser ese equipo que hemos sido en el pasado. Definitivamente fue diferente [el pasado curso]. Fue un poco incierto, confuso, pero creo que ya hemos pasado página. Estamos listos para el rock and roll. El equipo que tenemos ahora es el equipo con el que queremos rockear”.
A nivel individual, Smart señaló estar listo para su potencial salto al puesto de base titular a tiempo completo, alejado de las repentinas e improvisadas exigencias de los últimos años, donde emergió más como una medida de emergencia. «Ahora podré salir y elegir mejor mis posiciones», afirmó el guard. «Tendré finalmente la oportunidad de salir y hacer mi trabajo sin tener que mirar por encima del hombro o preocuparme por lo que me van a decir, si soy demasiado agresivo aquí o muy poco agresivo allá. Simplemente eligiendo esos lugares donde ser más efectivo.»
(Fotografía de portada de Sarah Stier/Getty Images)