Fueron mucho más que siete partidos. El enfrentamiento de Boston y Washington en semifinales de conferencia dejó cruces dialécticos, algunas faltas subidas de tono, un vencedor (los verdes) y una nueva rivalidad para los próximos años: Celtics vs Wizards.
Así es como lo siente Markieff Morris. El ala-pívot de los capitolinos, uno de los que imprimen más carácter a Washington, vive ya pensando en el día de Navidad. ¿Por qué? Esa noche se verá por primera vez con Boston desde aquel séptimo partido que tanto le dolió. Promete dar guerra.
«Creo que será un poco más suave de lo que fue, solo un poco», bromea en relación a la eliminatoria de la pasada campaña antes de dejar claro que sus sentimientos no han cambiado. «Creo que mantendremos esa rivalidad porque no nos gustan esos tipos. No nos gustan», recalca.
La postura de Morris todos la conocemos, pero a partir de este año contamos con un nuevo aliciente inesperado. Su hermanos Marcus, con quien siempre ha deseado jugar como compañeros de equipo, ha arribado a Boston en el traspaso de Avery Bradley. Markieff se mantiene firme. «No debería cambiar nada porque mi hermano esté ahora en el equipo».
Feliz por su hermano
Aunque Markieff no hubiese elegido Boston como destino para su hermano, ya que preferiría tenerle a su lado, entiende que jugar con los Celtics no es algo que pueda hacerse todos los días. Por ello, tras el shock de escuchar por voz de su hermano la noticia, ahora entiende que es lo mejor que podía pasarle.
«Por lo general simplemente viene y me habla. Cuando vi que me pedía que saliese de la habitación sabía que algo iba mal. Pero creo que fue la mejor jugada posible para él. Llegas a jugar para un equipo como Boston y eso solo ocurre una vez en la vida. Estoy feliz por él. No puedo esperar para que llegue ese partido de Navidad», finaliza.