Lo tuvieron en su mano los Rockets. Tan en su mano que llegaron a verse por momentos en las Finales durante el Game 6 del pasado sábado. Pero dejaron vivos a los Warriors en Oakland y Golden State los remató anoche, en Houston, en el séptimo y definitivo partido de las Finales del Oeste.
D’Antoni, desolado
Desde que los Thunder pusieran contra las cuerdas a los Warriors en 2016, en las Finales del Oeste, no ha dado la sensación de que hubiera un plantel que pudiera hacerle sudar a la escuadra de Steve Kerr en su camino por el anillo. Hasta que han aparecido estos Rockets de la 2017-18, muy cerca de la gloria, pero sin llegar a ella.
“Estoy devastado”, aseguró a los medios tras caer eliminado ante los Warriors Mike D’Antoni, quien suma un buen puñado de títulos europeos como jugador y entrenador, que ha sido Entrenador del Año en la NBA en dos ocasiones (2007 y 2017) pero que jamás ha alcanzado unas Finales de la NBA. Este año tampoco será.
“Estoy orgulloso. Ya sabemos dónde está el tope. Este año nos acercamos. Volveremos a ver a estos chicos muy pronto”, apuntó el entrenador de la franquicia texana, que se llegó a colocar 3-2 en las Finales del Oeste. Los Rockets no llegan a unas Finales de la NBA desde 1995, año de su último anillo.
La baja de Paul
El 3-2, la victoria en el Game 5 en Oakland que dejaba a los Rockets a las puertas del cielo trajo a su vez una penosa noticia. La lesión en los últimos segundos del duelo de Chris Paul, quien sufrió un pinchazo en los isquiotibiales, minó mucho las capacidades de una plantilla de rotación corta. Paul, baja en el Game 6, lo intentó por todos los medios para el Game 7, pero no hubo manera.
Así, quien le sustituyó como titular en esos dos últimos duelos, Eric Gordon, habló directamente sobre la baja de CP3 como algo determinante. “Si él hubiera estado con nosotros, jugaríamos el jueves”, en alusión al inicio de las Finales, donde los Rockets estarán fuera, como unos espectadores más del Warriors-Cleveland, cuarta vez en la historia, y consecutiva, que se emplazan ambas franquicias en la lucha última por el anillo.