¿Quién es el mejor triplista del Este en 2019? Marcus Smart

Desde 7,25 y sin presiones económicas, el shooting guard ha encontrado ‘su tirito’

Cuando los Boston Celtics decidieron ofrecerle a Marcus Smart una extensión de contrato por cuatro años y 52 millones de dólares, en ningún caso lo hicieron pensando en sus atributos como tirador. Más bien al contrario. Se la extendieron a pesar de ellos.

Y aquí lo tenemos. Camino de convertirse en un auténtico y formidable two-way player. Desde que asaltó el quinteto titular el pasado 26 de noviembre, el escolta es otro. Los Celtics acumulan una racha de 25 victorias y 9 derrotas, y en este lapso, a su agresividad, defensa y resuello, Smart ha añadido un recurso jamás imaginado: un supra-eficiente tiro de tres en estático.

Hablamos de que desde el 1 de enero de 2019 –dato que nos brinda HoopsHype–, el guard ha metido 42 de sus 93 intentos de triple (45,2%); de entre los 66 jugadores del Este con al menos 50 tentativas, no hay nadie con un porcentaje de acierto superior.

La útil fama de lanzamandarinas

Pero hay una particularidad en este tiro. Un patrón que se repite una y otra vez. Casi la totalidad de los downtown shots de Smart, nacen de una buena circulación de balón que le permite lanzar con la vista despejada y libre de punteos. A menudo porque la defensa no llega, a veces porque le flota. Con este dato en la mano, lo segundo debería empezar a cesar.

«Adoro cuando me dejan sólo. Es mi tiro. Y sé que puedo meterlo», palabras de Smart a A. Sherrod Blakely, de NBC Sports.

Liberado

Y en esta evolución, más que un desarrollo técnico, hay un componente eminentemente psicológico. Antes de que diera comienzo el curso había un contrato de muchos millones pendiente de firmar; y ahora ya no. Desaparecido ese punto de estrés, para Smart ha dejado de ser necesario el tener que impresionar.

Mientras jugó a la sombra de la escala salarial de novato, los números de Smart como lanzador de 7,25 se concretaban en 323 aciertos de 1099 intentos (29,4%, dato de Sinergy Sports)

«Tienes un mal partido o fallas dos o tres tiros cuando recibes el balón un número limitado de veces, y ya sientes que estás jugando horrible y no puedes parar de pensar en ello. Y es algo que pesa en tu cabeza cada vez más y más. Por eso, el saberte seguro [con un buen contrato multianual], es algo que como jugador te ayuda a ser mejor».

Un zurdo llamado Pepe

Interesantísima reflexión que, salvando las distancias, me retrotrae a otra similar del mundo de los lápices y la animación.

Al desayuno diario de trinchera de un chico llamado Pericles, víctima de la polarización económica de su patria, Brasil, y que viose ante la oportunidad, a un único strike, de solucionar su vida y la de su familia de un simple plumazo: una prueba para convertirse en jugador de los Brancos (Sao Paulo FC). Un partido a cara o cruz donde sólo había espacio para una cosa en su cabeza: demostrar.

Un arma de traicionero y potente doble filo.

(Fotografía de portada de Maddie Meyer/Getty Images)


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