Ricky Rubio: «¿Debería tirar o dirigir al equipo?»

Una velada de lo más propicia para compartir la entrevista que Ricky Rubio tuvo a bien conceder a Sports Illustrated, de la mano de Andrew Sharp, la semana pasada mientras éste se encontraba en Washington D.C. de gira con el equipo. Propicia porque los Minnesota Timberwolves están de actualidad, un conjunto plagado de talento entre sus filas pero que, por ahora, no termina de dar resultados.

Uno de sus jugadores más criticados hasta la fecha ha sido precisamente el que estaba llamado, en su condición de joven veterano, a liderar en pista a la joven plantilla; sin embargo, el catalán se balancea entre los peores números de su carrera.

Y también sin embargo, justo en vísperas de empezar la segunda vuelta de la temporada, parece que el playmaker por fin empieza a entrar en calor, gracias a lo que mejor sabe hacer: asistir y dirigir. 15 asistencias ante Dallas hace tres días y 17 ayer mismo, récord de la franquicia, en la victoria ante un peso pesado como Houston, hacen pensar que aún estamos a tiempo de ver una segunda mitad muy diferente en Minneapolis. Algo parecido a lo que ya ocurrió la temporada pasada.

Además de sobresalir en la faceta pasadora, a Ricky siempre se le ha exigido cubrir su otra gran laguna. La de anotar más o, al menos, la de lanzar más. Su tiro no es precisamente su mejor aliado, pero el miedo fallar se ha convertido en los últimos tiempos en un enemigo aún más peligroso.

Ricky está lanzando menos de seis veces a canasta (5,9) este curso, muy por debajo de su media, tras seis años en la NBA, de 8,3 —llegando en la 2014-15 a lanzar hasta 10 tiros por partido—. Su triple ronda el 26% (su segundo peor registro) y en tiros de campo está por ahora en su 3º mejor año, con un 37,2%. Pero lo cierto es que 7,4 puntos por encuentro para un point guard titular que promedia 31,6 minutos en pista, y a pesar de las bestias anotadoras que le rodean, se antoja demasiado escasos.

Y ahí convive el base, en la eterna tesitura. Sobre si centrarse en lo que mejor sabe hacer cuando le dejan, dirigir, o empeñarse y atreverse donde más marra, en tirar.

La vasta entrevista

«Estamos reconstruyendo», responde Rubio cuando le dicen que se esperaba algo más de los Wolves y las derrotas se siguen acumulando. «Sabemos que cuando un nuevo entrenador llega a un equipo, quiere introducir su filosofía, y tenemos que aprenderla. Toma tiempo. No tenemos que desanimarnos con lo que estamos haciendo. Hemos estado jugando mejor últimamente, pero es cierto, el comienzo de la temporada no fue tan bueno como esperábamos. Tenemos que ser profesionales. Éste es un proceso largo, pero tenemos que confiar en él».

La «falta de corazón» fue un tema que Rubio sacó a relucir públicamente en diciembre, comentando que al equipo le faltaba alma. «Hemos mejorado. La gente comenzó a darse cuenta, primero de todo, que tenemos que ganar partidos antes de preocuparnos por nosotros mismos. Así que tuvimos mejores rachas», explica el español. «Pero todavía tenemos que aprender a cerrar los partidos. En algunos momentos de muchos encuentros, nos ponemos 10 o 15 arriba, y simplemente dejamos escapar ese liderato muy rápidamente».

Sobre la competencia para su puesto que ha ido introduciendo la directiva con la adquisición de jóvenes bases como Tyus Jones y Kris Dunn, Rubio cuenta que se lleva «muy bien con ellos» y que ofrece «compartir mi experiencia con ellos», añadiendo que «siempre es bueno además que llegue otro jugador que ocupe tu mismo puesto. Te obliga a estar más preparado».

Su talón de Aquiles, el tiro, sale a relucir. Rubio es preguntado sobre qué es en lo que más está trabajando ahora. «Creo que me estoy volviendo mejor en controlar el tempo del partido, controlando el balón. No cometo tantas pérdidas como lo hacía a principios de mi carrera» afirma. «Otra parte es, no sólo el tiro, sino la anotación. Tengo que ser más agresivo. Pero al mismo tiempo, dirigir el equipo. Es algo en plan: ‘¿Debo dirigir el equipo o debo anotar?’ Tengo que aprender a equilibrar eso, y ser más agresivo a veces».

Rubio reconoce haberse obsesionado un poco con los triples «al principio», pero ahora se apoya en «la experiencia» para no concentrarse en la negatividad. «Vas a tener haters, siempre. Mientras más éxito tengas, más. Así que has de centrarte en lo que haces. Sé lo que estoy haciendo, tratando de mejorar cada día, y eso es lo que cuenta».


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