Sanders espera un contrato garantizado

Estamos quizás ante uno esos casos en los que una mala cabeza trunca una carrera que podría haber sido realmente buena. Larry Sanders, natural de Florida, fue ganándose un sitio en la liga desde 2010, año en el que fue drafteado por los Bucks, para convertirse en la temporada 2012-13 en uno de los grandes intimidadores de la NBA con 2,8 tapones por noche en solo 27,3 minutos de juego. Ahí quedó todo.

Desde el verano de 2013, la progresión de Sanders no se estancó, sino que desapareció. Jugando únicamente 50 partidos de los 164 posibles en las dos siguientes campañas, el jugador formado en Virginia Commonwealth acabó siendo víctima de lesiones, malas decisiones -incluyendo suspensión por consumo de marihuana- y un personal desencanto con el baloncesto, extensible a su vida fuera de las canchas, que acabó desembocando en la rescición de su contrato en febrero de 2015.

Para hacernos una idea de qué pasaba en esos momentos por la mente de Sanders tenemos sus propias palabras: «Amo el baloncesto. Estaría siempre jugando al baloncesto, pero que en este momento consuma tanta parte de mi vida y de mi tiempo… No es para mí, no vale tanto la pena», señaló pocos días después de despedirse de la NBA.

Buscando su sitio

Ahora, un año y medio después de su desvinculación con el baloncesto, Sanders parece listo para regresar a la acción; es más, ya ha comentado que no tendría problemas en jugar por el mínimo de veterano para que así fuese, una cierta concesión que, sin embargo, no quiere decir que su deseo por volver sea tal como para aceptar ser examinado por un equipo bajo una invitación a un training camp.

La idea del pívot, tal y como informa Steve Kyler de Basketball Insiders, es que su regreso a la mejor liga del mundo se de solo si encuentra la»situación correcta», lo cual se traduce en «una oportunidad real» para jugar; es decir, solo se plantearía su retorno con un contrato garantizado bajo el brazo.

¿Apuesta acertada?

Dadas las cualidades que ha mostrado en un pasado no muy lejano, podemos decir que con un contrato mínimo el riesgo sería inexistente respecto al beneficio que podría suponer. Además, pese a no haber competido, Sanders -aún con 28 años- ha estado entrenando para poner su cuerpo a punto para un hipotético regreso.


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