Sensacional remontada de Cleveland ante Boston

20-9 en la primera manga. La noche prometía para los Boston Celtics, que parecían no adolecer la baja de Jalyen Brown para desplegar un buen ataque y, sobre todo, una defensa superlativa. El segundo cuarto fue todo lo contrario. Los ataques se impusieron a las defensas, pero los Celtics aguantaron el ritmo, y tras un 32-29 de parcial se marcharon al descanso con una cómoda ventaja de dobles dígitos.

El dominio en el marcador, sin embargo, no era lo bastante abultado como para que los de Ime Udoka se entregaran a vivir de las rentas, por lo que lejos de levantar el pie del acelerador, siguieron apretando hasta poner la máxima diferencia, 53-72, a menos de tres minutos para que terminase el tercer cuarto. La afición que había acudido al Rocket Mortgage FieldHouse empezaba a asumir que la suerte no sonreiría a los suyos en el primero de los dos choques consecutivos que iban a tener ante los de Massachusetts (en dos días vuelven a verse las caras), y que la cabeza del Este, tras la victoria de los Wizards, se les iba alejar. Pero entonces todo dio un giro.

Al son de Ricky

La inspiración se secó en el bando visitante, y los Cavs empezaron a fluir como llevan haciéndolo toda la temporada, en ese momento de la mano de Darius Garland (22 puntos), Evan Mobley (19) y Ricky Rubio (16 puntos y un final de encuentro escandaloso en la dirección).

A un brutal parcial de 24-4, ponía el lazo el español con un tiro libre que suponía la primera ventaja local en el luminoso en lo que iba de noche (77-76). Y a partir de ahí, como suele suceder en estos casos, las fuerzas se igualaron. Hasta siete cambios de liderazgo se produjeron de ahí al final, pero Dennis Schroder (28 puntos, el mejor de los suyos) falló en el tiro que tuvo para forzar la prórroga, y los Cavs se llevaron un duelo de los que pintan bastos, demostrando una gran capacidad de reacción, una faceta que aún no le conocíamos esta temporada y que supone otra muesca más en el, por ahora y sin tapujos, equipo revelación.

Vienen para quedarse

“Estuvimos bailando en el vestuario, porque fue un gran partido», confesaba un eufórico Cedi Osman. «Tenemos los mejores fans del mundo. Hoy se respiró un ambiente como de playoffs. La atmósfera fue impresionante».

«Estamos aquí y ya no nos vamos a quedar atrás», dijo Garland, quien ya ha empezado a tomar el peso del ataque en un rol que se prevé largo con la dura lesión de Colin Sexton (y que ya parece tener su sustituto en minutos con Denzel Valentine, primera vez con peso en la rotación). “Tenemos mucho corazón y nunca nos rendimos. Mis compañeros confían en mí para hacer jugadas, así que les felicito”.

Así pues, los Cavs logran no desengancharse de la zona noble de su conferencia mientras los Celtics, tras dos victorias seguidas, desperdician la primera opción que tenían para ponerse con balance neutro esta temporada. El próximo 16, la revancha.

(Fotografía de portada Jason Miller/Getty Images)


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