Advertían que nos adentrábamos en la era del triple. Popovich ya lo sabía el año pasado. Aunque los odia, asumió que era adaptarse o perder. Y con la irrupción en el panorama de un jugador como Stephen Curry, la evolución amenaza con ir un paso más allá.
El invento de los tiros de cuatro puntos ya ha salido a debate este año, muy a pesar del entrenador que saldría más beneficiado de ellos en este instante, Steve Kerr. Y es que con la pericia de su playmaker de enchufar desde medio campo casi con la misma sencillez que otros hacen bandejas, no parecía ninguna tontería el plantearse crear una distancia con un puntaje mayor.
Porque, como decíamos, la evolución marca el ritmo. Y ésta no para. Curry va sentando cátedra, y entre los más jóvenes ya van surgiendo los primeros imitadores. Uno de ellos ya ha llamado la atención del propio dueño de la patente. Su nombre es LaMelo Ball.
LaMelo Ball
Los que seguís más de cerca la cantera norteamericana seguramente hayáis oído ya hablar de él. Y sino, al menos de su hermano mayor, igual de prometedor.
Lonzo Ball, base freshman de UCLA, se está convirtiendo en una de las grandes sensaciones de la NCAA este curso. Por su visión de juego ya hay quienes se atreven a compararlo con Jason Kidd.
Sin embargo, ya hay quienes señalan también al benjamín de la familia, afirmando que guarda un talento todavía mayor. Y el otro día, con una acción marca registrada, acaparó la concentración del mejor lanzador del momento.
Su equipo, los Chino Hills, vencían 96-71 a a los Foothill a principio del último cuarto. Fue entonces cuando LaMelo señaló al suelo, a unos nueve metros del aro, e hizo esto:
Curry fue cuestionado por el medio LetsGoWarriors en una rueda de prensa respecto a ese tiro, lejano, osado, muy Curry… el jugador de GSW lo tenía en la retina.
«Había mucha confianza en ese tiro. El caso es que lo metió. Me pregunto si lo ha intentado y lo ha fallado antes. Es el camino en el que va la nueva generación, sin embargo sigue siendo algo bastante increíble. Lo mete y se queda como si nada. Así que hay que felicitarle».
Lo cierto es que no es la primera ni la segunda vez que LaMelo hace y encesta este tiro. Según su padre, lo lleva casi en la sangre. «Lo lleva haciendo desde que tiene siete años. Todos mis hijos han aprendido a tirar desde casi media cancha», asegura su progenitor, orgulloso.
Para hacer esto todavía más interesante, LaMelo no es solo un tirador excepcional, sino que también comparte la visión de juego de su hermano y es un jugador que realmente dirige para el equipo, nada egoísta.
Queda claro que habrá que seguir muy de cerca a la generación Ball y ver si son capaces de ampliar su rango hasta la meca, la NBA.