Último superviviente de la generación del 98: Vince Carter

No es la de Baroja, Azorín, Unamuno y Maeztu para colocarles la ‘G’ mayúcula… si hubiese sido la del 96, todavía quizás. En todo caso, fue un Draft de pepitas de oro… que digo… ¡de diamantes en la inmensidad de una cueva! Pues por cada uno de los que en el Draft de 1998 valió la pena, bien merecía penar por otros siete que no. Talento Hall of Fammer disperso entre 60 picks muchos de los cuales para olvidar (y cuyos nombres, de hecho, ya cuesta recordar).

De entre los que nunca serán HOF ni tampoco disfrutaron del All-Star pero dejaron un buen sabor de boca con sus carreras, ahí están Mike Bibby, Jason Williams (¡vaya dos!), Raef LaFrentz, Larry Hughes, Bonzi Wells, Al Harrington, Ricky Davis, Tyronn Lue, Rafer Alston, Matt Harpring o el talentoso y destrozado por las lesiones Michael Dickerson.

Antawn Jamison y Rashard Lewis (estos sí jugaron el partido de las estrellas) brillaron siempre por su facilitad pasmosa para anotar, el primero desde la versatilidad y el segundo desde el triple como una completa y elegante trituradora. Y luego está la hidra. Ellos tres, que nos han ido abandonando en fila de uno.

Tan únicos y tan diferentes

Se retiraba Paul Pierce en 2017 y al año siguiente su ’34’ ya pendía del cielo del Garden. Un año para tomar aire y rellenar el buche de lágrimas, esta vez para derramarlas al son de Dirk Nowtizki. Si costó asumir unos Celtics sin The Truth, qué decir de acostumbrase a unos Mavs sin Robin Hood.

Y el último, quizás el ‘menos genio’ de los tres pero sin duda el más espectacular, no ya de su Draft, sino de una montaña absurdamente enorme de Drafts, aún resiste en la trinchera. Tras el adiós de Dirk, no queda nadie de 1998 que aún tenga pensado volver a vestirse de corto a excepción de él.

Y si alguien acaba de escaparse de un zulo o tomar la pastilla roja y piensa por un instante que debemos estar ante un cadáver arrastrándose, solo le pediré que lo vea calentar en el cualquier partido de la próxima temporada. Los windmill y los 360º se suceden sin compasión.

Nowitzki vino al mundo en 1978, mientras que Pierce y Carter comparten añada: la del 77 (artículo homenaje aquí). Pierce se despidió del baloncesto en L.A. con un triple a cámara lenta, que no obstante parecería acelerada en comparación con el ritmo en pista de los últimos meses/años de Dirk. La muñeca, que no el resto del cuerpo, es la última en ceder al insaciable paso del tiempo.

Y luego está Vinsanity. Para quien no computa esta regla. Aún le quedan mates por hacer. Suelas por despegar. Triples con los que hacernos vibrar. Y la única duda que permanecía flotando, el dónde, la dejó resuelta hace un mes. Seguirá en los Atlanta Hawks.

No le dará tiempo a adelantar a Pierce ni a Dirk en ganancias obtenidas por contratos, donde se conformará con el tercer puesto. Eso sí, las 22 temporadas en la NBA, récord a la longevidad, es algo que no compartirá (por un largo tiempo) con absolutamente nadie.

(Fotografía de portada de Vaughn Ridley/Getty Images)


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