Pistons y Clippers han pulsado el botón, y ahora solo queda ver los efectos de la onda expansiva. Esta todavía puede causar estragos (más aún) en la casa propia de uno de los que ha detonado la bomba. Y Doc Rivers podría verse repentinamente entrenando un vestuario radicalmente distinto al que tenía bajo su mando hace tan solo una semana.
Y es que ido Blake Griffin, la pintura puede vaciarse todavía más. DeAndre Jordan, quien siempre ha sido el más ligado a rumores de traspaso desde diciembre, no tiene asegurada ni mucho menos su continuidad a pesar de este gran movimiento. El pívot lleva diez años en la franquicia, pero sabe que en la NBA eso no significa nada.
«El cierre del mercado se acerca. He oído mi nombre en rumores de traspaso durante los tres últimos años. Es lo que es. Es un negocio. Cuando logras verlo de esta manera, tus sentimientos no se ven tan afectados», ha dicho el pívot y recoge L.A. Times.
Renovación estancada
Uno de los motivos por los que traspasarle se mantiene como opción, es porque las conversaciones de renovación no fructifican. Él y Steve Ballmer, propietario de la franquicia, han cenado juntos un par de veces recientemente y han abordado el tema, sin apenas avances.
DeAndre cobra este año 22,6 millones y le queda una opción de jugador para el siguiente de 24,1. El center, aseguran las fuentes, quiere seguir; pero de no llegar a un acuerdo sobre el precio de renovación, podría dar un vuelco en sus planes, renunciar a su opción y convertirse en agente libre, dejando a Ballmer y sus Clippers huérfanos de contraprestación.
No hay mejor finalizador
Su rendimiento en la cancha, por otra parte, es indiscutible. En el triunfo del pasado domingo ante los Pelicans por 113 a 102, DeAndre anotaba 12 puntos y capturaba 19 rebotes, encestando 6 de sus 8 tiros de campo. Así, su field-goal percentage pasaba al 66,77% global esta temporada, rebasando a Clint Capela (66,75%) y pasando a liderar la NBA en esta faceta. «Su» faceta.
El pívot de los Clippers lleva dominando la Liga en acierto en tiros de campo durante cinco años consecutivos, hito sólo alcanzado por otro par de bestias de la historia: Shaquille O’Neal (1997-2002) y Wilt Chamberlain (1964-69). Y su deseo es seguir haciendo lo que mejor se lo da, con su actual uniforme.
«Harán lo que decidan hacer. Es algo que escapa a mi control. Yo solamente puedo jugar al baloncesto y a eso me dedico. Mi amor por este deporte se mantendrá igual. Lo más importante para mí es sentirme querido y apreciado en donde estoy. Y si es aquí, sería alucinante. Sino, entenderé que es solo un negocio», sella el pívot.