Es la velada de los agentes libres restringidos. Tras no ser incordiados ni por el vuelo de una mariposa en los siete primeros días de mercado, en apenas treinta minutos dos de los jóvenes con más proyección y el futuro sobre el alambre, han llegado a acuerdos con sendas franquicias.
Primero Zach LaVine, con los Kings, y a continuación ha sido el turno de Kyle Anderson, éste con los Memphis Grizzlies.
Informa Adrian Wojnarowski que el alero de los San Antonio Spurs ha recibido una oferta de la franquicia de Tennessee por cuatro temporadas y 37,2 millones de dólares. Esta noticia llega pocas horas después de que se confirme el primer paso al desmembramiento de una filosofía tal y como lo conocemos. Tony Parker, un panteón dentro del vestuario, se ha marchado a los Charlotte Hornets.
La edad no perdona y a toda etapa y proyecto le llega su fin; incluso al de los Spurs. Eternos. Es el momento biológico de regenerarse, pero en esta nueva Era que asoma en Texas parecía sonar con fuerza el nombre de Kyle Anderson. La cifra que los Grizzlies han puesto sobre la mesa (la totalidad de su mid level excepction) no es desmesurada en absoluto. 9,3 millones por campaña.
Con un ojo en Kawhi
Ahora en San Antonio, debido al carácter restringido de Anderson, disponen de 48 horas para decidir si igualan o no; de no hacerlo, liberarían además un 15% de la oferta total recibida en virtud del trade kicker de que gozan en caso de tener que perder al jugador.
Anderson, uno de los no titulares de la liga con mejor +/- en términos defensivos durante las dos últimas temporadas, ha promediado en la 2017/18 guarismos de 7,9 puntos y 5,4 rebotes en 26,7 minutos. Hablar de Slow Mo es hablar de un forward de presente y futuro, por lo que apostar o no por su permanencia está necesariamente anclado a otro futuro: el de Kawhi Leonard en San Antonio.
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