Las últimas tres victorias obtenidas han permitido a Los Angeles Lakers el situarse en balance positivo y asentarse en la séptima posición de la Conferencia Oeste. Estos resultados han servido como un pequeño bálsamo dentro de una temporada muy irregular y convulsa en el seno de la organización.
El ajuste de Russell Westbrook, incorporación estrella del verano de los angelinos, está suponiendo un quebradero de cabeza para Frank Vogel ante la dificultad de hacerlo encajar al lado de LeBron James y Anthony Davis. Una losa muy pesada dentro de una plantilla cuya confección general se puso ya en entredicho desde los meses estivales.
Desde el principio quedó patente que algo no funcionaba a pesar del carácter amistoso de los partidos de pretemporada, saldada con un balance de seis derrotas en seis enfrentamientos. Esto empujó a la gerencia de los Lakers a sopesar el traspaso de Russell Westbrook nada más arrancar la regular season, según fuentes cercanas al medio The Athletic.
Una operación que se presenta muy difícil de materializar debido al desorbitado contrato del guard. A Westbrook le restan dos años de contrato —incluyendo el actual— a razón de 91,3 millones de dólares, lo que dificultad cualquier tipo de movimiento antes del cierre de mercado en caso de que los Lakers busquen dar salida al jugador.
Lo que sí parece estar claro es que existe una opinión relativamente extendida dentro de las oficinas de que la adaptación de Westbrook al binomio compuesto por LeBron y Davis no ha resultado como se esperaba en un principio. Westbrook está promediando 19,5 puntos, 8,1 rebotes y 8,1 asistencias por partido, pero su toma de decisiones y sus excesivas pérdidas de balón —4,6 por partido, dato tan solo empeorado por James Harden— suponen dos importantes debe en su breve estancia angelina.
(Fotografía de portada de Katelyn Mulcahy/Getty Images)