Desde luego, los susurros fueron más de los filtrados y más serios de lo intuido. Realmente numerosas franquicias se movieron de verdad por tratar de seducir a los Cleveland Cavaliers a pesar de que sus nombres no figuraran entre los destinos «favoritos» de Kyrie Irving.
Milwaukee Bucks también realizó su movimiento en aras de convertirse en otra de las potencias del Este. Aunque el precio que estaba dispuesto a pagar por ello —o por él, la superestrella—, no era bajo. John Gambadoro, de Arizona Sports 98.7, descubre que al unísono que los Boston Celtics hacían su oferta, los Bucks ponían sus respectivas cartas encima de la mesa; eran tres: Khris Middleton, Malcom Brogdon y una primera ronda.
Un gran paquete, sí señor. Middleton era el mejor anotador de los Bucks hasta antes de su seria lesión, y en el tercio final de la pasada temporada ya ofrecía visos de ir recuperando su mejor cara. Malcolm Brogdon es, ni más ni menos, el jugador que ha demostrado haber hecho lo suficiente para considerar insuficientes los 31 partidos de Joel Embiid. Vigente Rookie del Año nada menos.
Y una primera ronda del Draft es una primera ronda del Draft. No se ha especificado de qué año, pero es cierto que no apuntaría a ser muy alta vista la línea ascendente y aspiraciones de playoffs que albergan en Milwaukee.
Tan buena como estéril
Y en la comparativa, simplemente no resisten. Los triunfadores, los Boston Celtics, les ganan en todo. Brogdon nada tiene que hacer ante Isaiah Thomas, Middleton, si bien ligeramente —o incluso ampliamente— superior a Jae Crowder en ataque, ve reducida la ventaja obtenida cuando hablamos de defensa; y un pick de los Nets siempre será más alto que un pick de los Bucks.
Buena oferta de los Bucks, pero insuficiente para superar al mejor postor.