Monroe y los Bucks: ni en rebajas

Era una de las perlas de la agencia libre del año pasado. Y un año después, apenas cuela como circonita.

Los Milwaukee Bucks, uno de los mercados más pequeños de la NBA, sorprendían a todos haciéndose con el altamente cotizado Greg Monroe. El conjunto de Jason Kidd iba genialmente servido por el exterior, y sólo le faltaba apuntalar la zona del frontcourt. Dinamita joven y de primera llegaba de Detroit. Y una temporada más los Bucks volvían a convertirse en el equipo revelación.

Porque un año antes nadie esperaba que una plantilla tan inexperta alcanzara los Playoffs, pero así fue. Y nadie pensaba que un año después, con todos sus promesas una campaña más asentadas, con el fichaje de Monroe y con la vuelta de Jabari pudieran caerse de los ocho primeros puestos; pero así fue también. Quizás el mayor descalabro y decepción del curso baloncestístico 2015-16.

Expectativas incumplidas

Y si acercamos la lupa y apuntamos a uno en concreto, al fichaje estrella, el dedo acusatorio empieza a señalar… o no. Porque si sólo nos ceñimos a su hoja estadística podríamos engañar a más de uno. Sus números no se diferencian apenas de los que aglutinó en los Pistons. 15,3 puntos, 8,8 rebotes, 2,3 asistencias y por encima del 52% de acierto en tiros de campo.

Pero resulta que Monroe venía de batirse el cobre con Andre Drummond (y Josh Smith algo antes), mientras que en Milwaukee llegaba para ser amo y señor de la pintura. Mantener sus cifras no era suficiente. Se esperaba un salto exponencial. Y luego está su defensa, que para quien haya visto un puñado de sus encuentros pensaría que encaja con Harden a las mil maravillas.

Traspaso fracasado

Hace tiempo ya, en el mes de febrero, arrancaron los primeros rumores de búsqueda de traspaso. Este verano se ha repetido la historia, y aunque es algo que no se ha aireado demasiado, en la mayoría de las oficinas de la NBA, ha filtrado Gery Woelfel del The Journal Times, se daba por hecho que el ala-pívot no seguiría en la disciplina de Kidd al comienzo de los training camp.

Los Bucks, cuentan las fuentes, llegaron a reducir y mucho sus pretensiones a la hora de pedir un traspaso. Se conformaban con poco. Pero poco o nada, la diferencia no ha existido; y un jugador que el año pasado al parecer recibió cuatro ofertas por el máximo, ha visto como su valor se desploma drásticamente en menos de 10 meses.

Quizás se ha tiroteado en exceso a Monroe. Quizás simplemente no se hizo al equipo. No encontró su lugar, y las salidas de jugadores como Jared Dudley, Zaza Pachulia Ersan Ilyasova pesaran más de lo que sus nombres puedan decir y aparentar.

El caso es que Monroe tiene 26 años, sigue teniendo un talento terrible, y no se moverá de los Bucks (por 17,1 millones). Kidd tiene una segunda oportunidad para sacarle todo el jugo que lleva dentro.


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