En un tema tan manido casi como la extensión de Tristan Thompson, la actualidad nos sorprende con un insospechado giro de guión.
La relación hasta el momento entre George Karl y DeMarcus Cousins puede catalogarse como la clásica de amor-odio, solo que sin la palabra amor por lado alguno. Ahora, sin embargo, aunque de una forma no tan emotiva o sentimental, nos filtra Chris Mannix, de Sports Illustrated, que el pívot ha roto una lanza en favor de su técnico.
Tras meses de injurias y desafecto total, en los que uno llamaba serpiente de tierra al otro y el otro trataba de que suspendieran del equipo a uno, el último episodio se sucedía hace escasos días cuando, tras la sexta derrota consecutiva, Cousins explotaba y Karl era la víctima de su loco despotricar.
Pacto por la estabilidad
Ahora, con otra victoria en la buchaca y el equipo, parecer ser, unido en una causa común, Cousins apacigua su ira y mira la situación con los anteojos de la razón. Así, Mannix ha podido saber que el jugador está cansado de tanta permuta de entrenador; la marcha de Karl significaría la tercera en solo dos años. Y enfrentarse a un cuarto técnico es demasiado para el center. En éstas, Cousins ha hecho saber su nueva postura a la directiva de los Kings, y ha dejado claro que no quiere que Karl sea despedido.
Vivek Ranadivé, dueño del equipo, tiene especial debilidad por Cousins, y al mismo tiempo sabe que si los Kings quieren llegar lejos, Karl, entrenador contrastado y experimentado de sobra, es necesario y mejor que cualquier otra alternativa que el mercado pudiera ofrecer.
La conciliación de un equipo lleno de minas está en marcha, y eso es algo que, si sucede, debería empezar a preocupar a sus rivales.