Stephen Curry revive para dejar a los Cavs heridos de muerte

Golden State está a 48 minutos de su segundo campeonato consecutivo. En el mejor partido visto en estas Finales, los Warriors lograron un intenso triunfo ante Cleveland. Los vigentes campeones se reencontraron con el mejor Stephen Curry y el acierto desde fuera del arco  de jugadores como Klay Thompson y Harrison Barnes. Los Cavaliers dieron batalla durante tres cuartos en la que estaba siendo una excelente actuación de Kyrie Irving, pero el equipo de Tyronn Lue acabó perdiendo el control del rebote y la fluidez ofensiva, sus mejores armas para devolver los golpes de los Warriors. Al final, Golden State acabó llevándose el duelo por 97-108, poniendo un casi definitivo 3-1 a su favor en la eliminatoria.

Regreso a medias de Love

De salida, los Cavaliers recuperaban a Kevin Love, quien ya no presentaba síntomas de la conmoción cerebral sufrida en el segundo partido, pero Tyronn Lue decidía apostar por una decisión inédita. Por primera vez desde 2010, el ala-pívot saldría desde el banquillo, donde seguiría teniendo un impacto demasiado limitado para su estatus de teórica tercera espada de Cleveland.

El partido empezó a un ritmo frenético, con Harrison Barnes con otro gran inicio y con los Cavaliers respondiendo de primeras a base de triples, especialmente de un inspirado Kyrie Irving. El dominio en la pintura de Tristan Thompson seguía siendo clave para unos Cavaliers que compensaban con sus rebotes ofensivos los errores en el tiro. Stephen Curry y Klay Thompson volvían a tener un arranque algo lento al que se sumaría un silencioso primer cuarto de LeBron James, quien visitaría por primera vez el banquillo con tantos puntos (2) como faltas.

Frenética batalla

Las variantes tácticas en el primer cuarto, desde la suplencia de Love hasta la sorprendente aparición de James Michael McAdoo (inédito desde hacía más de un mes) por los Warriors, acabarían momentáneamente en tablas, con Golden State solo 1 arriba tras 12 minutos del partido. El despertar final de Stephen Curry y Klay Thompson no bastaba para abrir ventajas, en gran parte por los problemas para mantener el rebote defensivo fuera de las garras de Tristan Thompson (5 rebotes ofensivos en el primer cuarto).

El segundo cuarto seguía teniendo un ritmo infernal, aunque los aciertos empezaban a escasear. Y en este escenario, los infructuosos intentos de Golden State de cerrar el rebote daban la ventaja a los Cavaliers. El dominio interior de Cleveland y los arranques de talento de un inspirado Kyrie Irving, tanto en ataque como en defensa, abrían un pequeño hueco ante unos Warriors que no conseguían tomar el control del partido, cayendo de 5 puntos (55-50) al descanso. Para colmo, Luke Walton se llevaba una técnica desde el banquillo por protestar una falta no pitada de J.R. Smith sobre Andre Iguodala mientras lanzaba desde medio campo sobre la bocina.

El regreso del MVP

Pero el momento más temido para Cleveland llegó a lo grande. Stephen Curry y Klay Thompson empezaban a bombardear con éxito el aro de los Cavs, anotando los primeros 16 puntos de Golden State para abrir el tercer cuarto. Kyrie Irving y LeBron James hacían lo posible para contener el despertar de los Splash Brothers, pero Golden State conseguía ponerse por delante. El tercer cuarto fue un intenso intercambio entre las estrellas de ambos equipos que también acabó sin una ventaja clara, con 77-79 para Golden State. Todo quedaba dispuesto para unos últimos 12 minutos para la historia.

Pero el camino a la leyenda de este partido se empezaba a quebrar por el lado de los Cavaliers. Kyrie Irving, inspirado durante los tres cuartos anteriores, se enredaba en una serie de jugadas individuales con escaso éxito. La pintura dejaba de ser territorio de Cleveland, y Stephen Curry encontraba en Harrison Barnes un perfecto aliado para abrir diferencias que serían irreversibles. Sin circulación de balón, sin rebote ni ideas, los Cavs se hundían ante unos Warriors lejos de su versión más brillante, pero suficientemente efectivos para llevarse el duelo.

Golpe casi mortal

La frustración de LeBron James ante una derrota segura sacó lo mejor y lo peor de él. Su agresividad en las entradas a canasta dieron un respiro de esperanza a los Cavaliers, pero a la vez se enzarzó en disputas sin final feliz con Draymond Green y Stephen Curry. La frialdad del vigente MVP en los tiros libres finales puso la puntilla al partido y deja casi sentenciada la eliminatoria. El lunes, en su hogar de Oakland, los Warriors pueden asegurarse su segundo título consecutivo.

Stephen Curry acabó con 38 puntos y 7 triples, a uno del récord en unas Finales de Ray Allen, con la ayuda de Klay Thompson con 25 y Harrison Barnes con 14. Entre los tres jugadores acabaron con 15 de los 17 triples de Warriors, batiendo ahora sí el máximo histórico en Finales para un equipo. Por contra, los Cavs se quedaron en solo 6 triples anotados de 25 intentos pese a su buen arranque. Kyrie Irving acabaría con 34 puntos, aunque su caótico final diluyó sus espléndidos primeros tres cuartos, mientras que LeBron James se quedaba a una asistencia del triple-doble, con 25 puntos, 13 rebotes y 9 asistencias, insuficiente para evitar una dolorosa derrota que puede ser el preludio de sus quintas Finales NBA perdidas.

Los datos de la jornada

Misión casi imposible. Si la historia no cambia de forma radical, los Warriors revalidarán su condición de campeones. En toda la historia de las Finales, 32 equipos se han llegado a poner con un 3-1 arriba tras el cuarto partido de la eliminatoria. Los 32 acabaron llevándose el título. Si Cleveland consigue darle la vuelta y ganar los tres últimos partidos de la serie para alzarse con el título, habrán conseguido una hazaña única.

A fuerza de triples. Los 17 triples anotados por los Warriors suponen un nuevo récord colectivo en un partido de Finales. Pero además sirvió para mostrar una nueva forma de ganar. Nunca hasta ahora un equipo había metido más triples (17) que tiros de dos (16) en unas Finales para acabar llevándose el partido. Además, su porcentaje fue mucho mejor desde fuera del arco (47,2%) que dentro (35,6%). El mejor representante de esta estrategia fue un Stephen Curry que compensó desde fuera (7/13 en triples) lo que le costó anotar por dentro (4/12 en tiros de dos).

30 del «30»: No hay mejor garantía para que los Warriors ganen un partido de Playoffs que ver a Stephen Curry alcanzando los 30 puntos. En el partido de anoche, por 14ª vez en Playoffs durante las dos últimas temporadas, el jugador que lleva el dorsal 30 de Golden State alcanzó la treintena. Y en los 14 partidos, los Warriors ganaron. En los otros 27 partidos de post-temporada en los que Curry no pasó de 29 puntos, el balance es un menos dominador 16-11 para Golden State.


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