Los Lakers aprovechan las debilidades de New Orleans

New Orleans recibía a los Lakers con la moral alta tras conseguir por fin su primera victoria de la temporada dos días antes en Milwaukee. Su rival, eso sí, también llegaba en un dulce momento, rompiendo las expectativas con un juego sorprendentemente sólido y colectivo para un equipo en reconstrucción. El partido fue igualado hasta que, en el tercer cuarto, Anthony Davis tuvo que visitar el vestuario por una lesión de espalda. Si bien la estrella de los Pelicans acabaría volviendo a la cancha, el difícil equilibrio emocional de su equipo se rompió, cayendo por un rotundo 99-126.

La ventaja de 27 puntos hubiera sonado exagerada al final de la primera mitad. Los Pelicans, de hecho, ganaban de un punto (56-55) llevados por un difícilmente contenible Anthony Davis, quien llevaba ya 21 puntos al descanso (de sus 34 totales) frente a unos Lakers que, como en su partido anterior en Sacramento, volvían a encontrar en los veteranos Lou Williams (21 puntos) y Nick Young (15, con 5/7 en triples) como su contrapunto ofensivo. La noche, eso sí, se estaba haciendo muy larga para el juego interior del equipo angelino.

Susto con consecuencias

Pero, en el tercer cuarto, saltaba la alarma en New Orleans. Un mal apoyo en una entrada a canasta mandó al parqué a Anthony Davis, quien tardó en levantarse tras hacerse daño en la espalda. El mejor jugador de su equipo pudo levantarse por su propio pie, pero se marchaba al vestuario para ser examinado. Sin Davis enfrente, los Lakers se crecieron, conscientes de estar ante la gran oportunidad de poner el partido de cara.

Con un exquisito baloncesto colectivo (36 asistencias, con Julius Randle como sorprendente líder con 8, por solo 10 pérdidas), los Lakers jugaron a placer. Si bien Anthony Davis podría regresar con normalidad unos minutos después, la máquina diseñada este verano por Luke Walton funcionaba a la perfección. El parcial de los Lakers desde la retirada al vestuario de Davis fue de un rotundo 37-63.

La juventud decide

Buddy Hield (18 puntos), quizás motivado ante un equipo para el que entrenó antes del draft, hizo todo el esfuerzo posible para sostener a los Pelicans, pero la nueva generación de los Lakers explotó. D’Angelo Russell (22 puntos), Julius Randle (rozando el triple-doble con 17 puntos, 11 rebotes y 8 asistencias) y, muy especialmente, Jordan Clarkson (23 puntos) rompieron el partido con un juego abrumadoramente ofensivo, rápido y efectivo.

El regreso de Anthony Davis no cambió una imparable dinámica y el partido acabó decidido por paliza. Por agriar ligeramente el ánimo del equipo angelino, Brandon Ingram tuvo que marcharse también al vestuario en el último cuarto con una torcedura de tobillo. Afortunadamente para el número 2 del pasado draft, la lesión no tuvo mayores consecuencias.

Trayectorias contrapuestas

Tras este triunfo, los Lakers se estabilizan en una zona de Playoffs muy raramente transitada por la histórica franquicia en los últimos años. Con un balance de 6-4 y espléndidas sensaciones tanto de jóvenes como veteranos, el equipo angelino empieza a mirar el resto de la temporada con optimismo. Por contra, New Orleans sigue anclado al último puesto del Oeste con 1-9, esperando que el próximo regreso de Jrue Holiday dé algo más de consistencia a un equipo perdido si Anthony Davis no está en cancha.


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