Dallas se reencontró con su pasado reciente en uno de los peores momentos de la franquicia en bastante tiempo. Cargados de lesiones, con un segundo base firmado unas horas antes y en el último puesto del Oeste, los Mavericks recibían a Chandler Parsons por primera vez desde la marcha del alero a Memphis. El que fuera uno de los fichajes que más expectativas creó en los últimos años en Dallas salió con una clara victoria por 64-80 en un partido que no quedará por motivos deportivos en el recuerdo.
Grises Mavs
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Posiblemente, los Grizzlies hubieran perdido ante la mayoría de equipos NBA en otro escenario. Pero Dallas no está para demasiadas alegrías. Con Dirk Nowitzki, Deron Williams, J.J. Barea y Devin Harris fuera de combate, los Mavs salieron con Seth Curry de base titular y Jonathan Gibson, recién firmado desde la D-League, como su reserva. El «novato» de 29 años no decepcionó en su debut NBA (11 puntos en menos de 20 minutos), pero fue de lo poco positivo de su equipo.
Los Mavs, con Harrison Barnes como máximo anotador (17 puntos) a costa de un 5/17 en tiros de campo, acabaron con la segunda peor anotación de su historia, solo «superada» por los 62 puntos anotados a Milwaukee en noviembre de 1997. Sin acierto ofensivo (28,8% en tiros de campo) ni circulación de balón (17 pérdidas por 9 asistencias), Dallas acabó hundido ante unos Grizzlies menores pero afortunados ante un rival desconocido.
Victoria sin brillo
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En su vuelta a Dallas, Chandler Parsons terminó con 12 puntos en 23 minutos, todavía buscando recuperar el ritmo tras sus lesiones sufridas en los últimos años. Suficiente para ser el máximo anotador de su equipo con Marc Gasol y Tony Allen acabando con 11.
La escasa resistencia ofrecida por Dallas, ya colista en solitario del Oeste con 2-9, permite a los Grizzlies asentarse en zona de Playoffs incluso tras uno de sus partidos más terribles de la temporada, cerrando el viernes con un balance de 7-5 y acumulando su tercer triunfo consecutivo.