El pasado mes de enero, Ryan Anderson se producía una hernia discal en un partido ante los Celtics y eso llevó a los médicos a prohibirle jugar en lo que restaba de temporada.
Hubo unos días en los que se temió que la lesión pudiese ser más grave y afectarle más a la larga, pero afortunadamente todo quedó en un susto. Ahora, se encuentra mucho mejor y preparado para jugar.
Ha estado trabajando muy duro desde entonces y, como él mismo ha reconocido en declaraciones para nola.com, está perfectamente para poder entrenar duro y sin miedo a una posible recaída.
Los Pelicans comienzan los entrenamientos en octubre y Anderson está contento con las incorporaciones realizadas por equipo, sobre todo en el caso de Omer Asik, de quien piensa que es el «jugador sólido que todo equipo necesita».