Los Atlanta Hawks se llevan la serie particular de la temporada ante Indiana Pacers (2-1), tras derrotarles dos veces en tres días (118-120).
Un tanteo que, en caso de igual récord al término de la regular season, favorecería a los de Georgia para desempatar. Y aunque cinco partidos parezcan muchos –siendo el colchón que actualmente tiene Indiana sobre Atlanta– no se puede descartar del todo todavía.
Trae Young volvió a sacar partido a una nueva ausencia de Tyrese Haliburton (bonito duelo de bases nos hemos perdido) para llevarse todo el protagonismo anoche, tanto a través del playmaking, desde donde manda la NBA, como por la vía de la anotación. 36 puntos, 8 asistencias… y la no-canasta ganadora.
Los Hawks vieron como volaba su renta de 20 puntos para llegar sufriendo a los diez últimos segundos del partido. Indiana tuvo triple para empatar, pero a Paskal Siakam le pudieron las prisas y se conformó con una penetración de dos puntos. Así que tocaba hacer falta de nuevo.
También esto es «talento»
Fue Trae Young (tirador de un 87,2% desde la personal) quien la recibió. Con 0,5 segundos y ganando de un punto, el base fue a la línea.
Anotó el primero, respiró y pensó. A los Pacers no les quedaban tiempos muertos, por lo que su única opción sería un balón largo desde la línea de fondo y tirar casi a ciegas.
Young decidió que no les daría ni eso.
Trae Young misses his 2nd clutch free throw intentionally, with a really high arcing shot that barely grazes the rim, leaving no time on the clock for the Pacers.
— MrBuckBuck (@MrBuckBuckNBA) March 9, 2025
Georges Niang with hilarious reaction to what Trae told him about it. pic.twitter.com/DSkySikcSd
Más de uno habría pedido el VAR –o el coach challenge–, pero efectivamente el lanzamiento arqueadísimo de Young tocó el hierro, tal y como le explicaba luego a un George Niang que se sorprendía entre risas. De no haberlo hecho, Indiana habría tenido su pequeña oportunidad.
Pero Young –también esto es ice in his veins– calculó perfectamente cuál iba a ser la trayectoría del balón en su caída a plomo. Donde otros habrían tirado un ladrillo, él optó por la finura y la precisión.
(Fotografía de portada Mady Mertens-Imagn Images)