No es que cayese a la segunda ronda de todos los mock drafts habidos y por haber; es que en la práctica totalidad no aparecía ni entre los cuarenta primeros seleccionados.
Yang Hansen, muy por encima de la osadía de Utah –llevándose a Ace Bailey ‘contra su voluntad’– o de nombres salidos antes de lo esperado –como Egor Demin (8º) o Will Riley (21º)– fue el gran subidón de esta primera noche del Draft 2025.
De la nada a, prácticamente, ser un pick de lotería. De estar camuflado entre las gradas del Barclays Center a cobrar los 4,4 millones del primer año que corresponden al jugador en salir elegido en el puesto 16º de este año; y todo, sin pasar por la Green Room.
¿Cómo juega Hansen?
A nadie que haya oído su nombre a estas alturas y seguido de cerca el revuelo, escapa ya el apodo que le atribuyen los medios con cero pretensiones sensacionalistas: «el Jokic Chino».
Hipérboles a un lado, el mote nos sirve para entender rápidamente ante qué tipo de interior estamos.
Yang es alto, muy alto (2,16-2,18 metros… un palmo más que el serbio), extremadamente bien proporcionado y coordinado para su tamaño, y con un IQ que lo describen no solo de excelente para un jugador de frontcourt, sino para cualquier guard exterior que se precie. Con el valor añadido de que Hansen disfruta de líneas de pase por arriba a las que otros, por la diferencia de estatura, simplemente no pueden aspirar.
Los Portland Trail Blazers tenían el pick 11, pero decidieron hacer un trade down con los Memphis Grizzlies a cambio del 16, trato con el que obtuvieron una primera ronda adicional de 2028 y otras dos segundas rondas (2027 y 2028). Fuerte Joe Cronin al flop.
Con este movimiento la gerencia de Oregón dejaba clara una primera cosa: no había nada programado a salir entre los picks de lotería (1 al 14) que les despertase especial ilusión ni sentimiento de necesidad.
Ahora bien, este Draft venía tan bien cargado en su primera ronda, que un pick 16º equivalía, fácilmente, a un top-6 en Drafts más pobres de otros años. Y había de sobra donde escoger: Joan Beringer si querían un finalizador con mejores manos que Ayton, Traoré o Jakucionis por si Scoot Henderson no termina cuajando, Nique Clifford como escolta de impacto inmediato… pero nada de eso.
La ‘jugada’ de Portland
Los Blazers –con un sólo pick anoche en su poder (por lo que no tenían más que un intento para dar en el clavo) y tras hacer buen uso de su selecto #11 para atacar futuros Drafts– disponían de una única carta para elegir y convertirla en una baza ganadora.
Definitivamente, han ido mucho más allá: han sacado lo que –esperan que sea– un conejo de la chistera. Todos en la organización quedaron absolutamente prendados con su workout privado. De otro modo, jamás se habrían lanzado con un all-in de doses y sietes.
Y es que de poco vale describirlo cuando basta con verle jugar… y repartir.
Adelantado siempre a los chicos de su edad y sobresaliendo en las categorías inferiores del Qingdao (club principal de una ciudad de 7,6 millones de habitantes), llamó por fin la atención de los ojeadores norteamericanos en el Mundial sub19, promediando 12 puntos, 10 rebotes, 5 asistencias y 5 tapones, actuación que le catapultó de inmediato al equipo senior del Qingdao, donde ha pasado dos temporadas enamorando con su juego en la liga nacional.
Los puntos flacos del pívot
Así que más que hablar de lo bueno (que es fácil) la pregunta auténticamente interesante es… ¿por qué caía tan abajo en todos los mock drafts si es tan maravilloso? Lo resumimos en cuatro puntos.
- Falta de explosividad y carencia total de primer paso (compensa, de espaldas al poste, con técnica y paciencia lo que pierde por potencia).
- El habitual temor en cuanto a su capacidad de trasladar a la NBA su dominio físico sobre los interiores de la CBA china, claramente por debajo de lo que se encontrará cada noche en el circuito más exigente del mundo básquet.
- Un tiro de tres que, aunque apunta maneras en situaciones de spot-up, tiene mucho que mejorar (no llega al 30%).
- Un eje de gravedad y uso del contacto donde sufre bastante, a pesar de su evidente superioridad de tamaño.
- La NBA tiene un ritmo mucho más elevado, dinámico y exigente en la circulación de balón, con pocas jugadas diseñadas para que los hombres altos resuelvan en situaciones de aclarado, como fue la norma en el básquet de finales y principios de siglo.
Ojo, por último. No lo confundamos con un posible caso Jahlil Okafor. Su defensa es infinitamente superior, tanto por envergadura como virtudes para sacarlas a relucir cuando de cubrir el tablero propio y sus inmediaciones se trata. Donde más frágil se le ve, eso sí, es en la defensa exterior del pick and roll. Como casi cualquier pívot, disminuye en eficacia conforme más se aleja del aro.
Apuesta de riesgo que puede valer la pena
Más allá del juego de marketing y ya lo llamen el Jokic chino, el heredero de Yao o el Sun Tzu del básquet, la conclusión que sí podemos sacar es que los Blazers han creído detectar algo muy bueno de lo que se podrían haber arrepentido dentro de un par de años o tres.
Como lo hizo toda la NBA dejando caer a Jokic al puesto 41. O a Marc Gasol al 48. O Carlos Boozer al 35. De momento, Cronin han transformado un pick 11º en otra primera ronda, dos segundas y una incógnita procedente de Asia que acaba de multiplicar por mil su atención.
(Fotografía de portada de Brad Penner-Imagn Images)